En el siglo XV el Estado Flamenco-Borgoñón resurgió en el mapa político y económico de Europa. Los Países Bajos se convirtieron gracias al comercio en una gran potencia económica, y las primeras bancas públicas empezaron a emerger. Gracias a esta situación las ciudades se convirtieron en los centros principales de actividad, en detrimento del campo. Estos cambios provocaron el surgimiento de un nuevo estamento: la burguesía, que comenzó a escalar posiciones sociales, mientras que la nobleza quedaba en un segundo plano.

Anónimo flamenco: Mercado de telas en 's-Hertogenbosch, ca. 1530. Het Noordbrabants Museum.

Anónimo flamenco: Mercado de telas en ‘s-Hertogenbosch, ca. 1530. Het Noordbrabants Museum.

     El siglo XV es el momento también del nacimiento de la “devotio moderna”. Se exige entonces una piedad más individual, más inmediata y activa. Es por esto por lo que los burgueses, gracias a su capacidad económica, encargaron pequeños cuadros de devoción individual para decorar las capillas de sus casas burguesas. El Estado Flamenco-Borgoñón va a promover un arte volcado hacia la realidad, a esta realidad se va a llegar por evolución y no por recuperación o renacimiento de una cultura como en el quatrocento italiano. En esta preocupación y recuperación de la realidad en el arte tiene mucho que ver el teatro religioso que desde el siglo XIV va a experimentar un gran auge. Los artistas no tenían más que representar todo cuanto se les ofrecía ante los ojos, y esto ayudó a elaborar imágenes más verosímiles, y a fijar algunos modos de representación de las figuras durante los siglos XV y XVI. Este es el caso de la imagen de la Virgen, que en esta época es cuando se fija, en el arte occidental, como una mujer de cabellos largos y rubios y con un manto azul.

Jan Van Eyck: La Virgen en una iglesia. Gemäldegalerie, Berlín.

Jan Van Eyck: La Virgen en una iglesia. Gemäldegalerie, Berlín.

     La pintura flamenca fue durante todo el siglo XV muy apreciada en Europa, incluso en la Italia renacentista. De todas partes les llegaban gran número de encargos, y los artistas viajaban a Flandes intentando aprender las técnicas de los grandes maestros flamencos. Durante las primeras décadas del siglo XV la primera generación de pintores flamencos como el Maestro de Flemalle o Jan Van Eyck logrará alcanzar un realismo sin concesiones, basado en retratar la realidad tal y como es. Como consecuencia de esto surgieron cuadros en los que la atención se centraba en los más mínimos detalles y que llegaban a unas cotas de realismo inimaginable. Sin embargo, ese amor por el detalle hacía que muchas de estas obras resultaran demasiado frías y acartonadas, carentes de emoción.

     Mientras, en Italia, la pintura del quatrocento daba sus primeros pasos. Para los maestros italianos era más importante el estudio de la realidad a través de la ciencia, la perspectiva y la geometría. Sus cuadros resultarán menos reales, más idealizados, pero se conseguía una mayor expresión de sentimientos y emociones, una realidad más poética.

     A medida que avanzaba el siglo XV los contactos entre los Países Bajos e Italia, gracias a los intercambios comerciales, propiciarán una interrelación cultural, y ambas realidades artísticas comenzarán a mezclarse sobre todo en los pinceles de algunos pintores que estuvieron receptivos a las influencias italianas. Gerard David será uno de esos pintores que asimilaron lo italiano en su pintura y lo mezclaron con la tradición flamenca.

     Sobre Gerard David tenemos muy poca documentación. Sabemos que nació en Oudewater (Países Bajos) hacia 1460. Hasta 1484 no sabemos de nuevo nada de él, es entonces cuando aparece inscrito dentro del gremio de los pintores de Brujas. Allí será un pintor muy estimado en su época, ya que las gentes acomodadas le hacían importantes encargos de pinturas, y fue admitido en la “Cofradía del Árbol Seco”, donde sólo se aceptaban a personas de categoría. Se tiene únicamente documentado que hiciera un viaje en su vida, en 1515 a Amberes, donde residían Quentin Metsys y los manieristas holandeses, pero éste no dejó mucha huella en su pintura. Algunos barajan la hipótesis, aunque no hay ningún documento que lo apoye, de que pudo hacer otro viaje, esta vez a Italia, posiblemente a Génova hacia 1509. Esto podría verse refrendado por la presencia de dos obras del pintor en el Palazzo Bianco de Génova y la fuerte influencia italiana que denota Gerard David en algunas de sus pinturas de los años finales. Sin embargo, David no tuvo por que viajar a Italia, sino que pudo ver cuadros o estampas italianas, debido al comercio que existía entre Brujas y Génova. Del mismo modo las dos pinturas que aparecen en el Palazzo Bianco de Génova, pudieron llegar allí gracias a los intercambios comerciales.

Gerard David: Políptico de la Cervara. Palazzo Bianco, Génova. Foto: Wikimedia Commons.

Gerard David: Políptico de la Cervara. Palazzo Bianco, Génova. Foto: Wikimedia Commons.

     Gerard David además de formar parte del gremio de pintores, también fue miembro del gremio de iluminadores. Esto influyó mucho sin duda en sus pinturas, sin embargo hay pocas iluminaciones que puedan aceptarse totalmente como creadas por su mano. Se cree que participó en el “Breviario de la Reina Isabel la Católica” hacia 1497 que se encuentra actualmente en el British Museum y del que os dejamos este maravilloso video.

     La obra pictórica de Gerard David puede dividirse en tres períodos. Una primera fase que estaría comprendida entre los años 1484-1498 y en la que se dedicaría a copiar a Van Eyck o al Maestro de Flemalle y en la que es patente la fuerte influencia de Memling sobre todo en los rostros. Una segunda época, entre los años 1499-1511, que sería su periodo de madurez, en la que su pintura se vuelve más sobría y clásica y denota un mayor cuidado por las proporciones y la simetría. Y una tercera fase final, entre 1511-1523, en  la que sus obras tienen una cromática más fría y pálida y en la que se denota una mayor influencia de la miniatura y la presencia de ayudantes en su realización.

1ª fase


2ª fase

3ª fase

     Dentro de la esta última etapa de pintor es donde se encuadra una de las pequeñas obras maestras del Museo del Prado, el “Descanso en la huida a Egipto”, obra cuya fecha no se sabe con certeza pero que se cree fue realizada entre 1515-1523. Se trata de una tabla de 60x39cm que debió serle encargada para la devoción particular de alguna familia burguesa. Hay que destacar que Gerard David se dedicó principalmente a la pintura religiosa de pequeño formato para uso devocional. Estas pinturas que él realiza son visiones austeras de la religión, sin anécdotas ni temas secundarios prácticamente.

Gerard David: Descanso en la Huida a Egipto, ca. 1515. Museo Nacional del Prado, Madrid.

Gerard David: Descanso en la Huida a Egipto, ca. 1515. Museo Nacional del Prado, Madrid.

     El cuadro se inspira en un episodio que aparece relatado en el evangelio según San Mateo en que el que se dice:

“Después que ellos se retiraron, el ángel del señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Por que Herodes va a buscar al niño para matarle. Él se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes…” (S. Mateo 2, 13-15).

     Aquí vemos un momento de esa huida a Egipto. En segundo plano el grupo aparece saliendo del bosque, y en primer plano María descansa y da de mamar al niño sentada en unas rocas. Este tema dio lugar posteriormente al tema de María amamantando al niño sentada en un paisaje, y después se convertiría en una simple excusa para el desarrollo de la pintura de paisaje, como es el caso de la pintura de Patinir “Descanso en la huida a Egipto”.

Joachim Patinir: Descanso en la huida a Egipto, 1518-1520. Museo Nacional del Prado, Madrid.

Joachim Patinir: Descanso en la huida a Egipto, 1518-1520. Museo Nacional del Prado, Madrid.

     El tema del Descanso en la huida a Egipto, se hizo muy relevante en esta época, como otros en los que la figura de la Virgen María tomaba un papel destacado. Hay que tener en cuenta que en el siglo XV la Virgen es la figura más exaltada y amada. Antes la Virgen era trono del Todopoderoso, no parecía ni mujer ni madre, pero desde finales del siglo XIII la Virgen y el niño se comunican con gestos de ternura. La ternura cada vez mayor y el intentar acercar al espectador la imagen sagrada hace que poco a poco la escena del “Descanso en la huida a Egipto” vaya perdiendo la aureola de santidad y transformándose en una escena casi cotidiana, donde unos viajeros se paran para descansar y comer. Gerard David logra humanizar totalmente a la Virgen, esta muestra toda una gama de sentimientos tiernos y reales. Mientras, el niño también se muestra como un chiquillo normal. En su mano lleva una cuchara, y parece como si estuviera esperando a que la Virgen terminara de darle de mamar, y le diera una sopa de leche, como aparece cariñosamente dándole su madre en otros cuadros de este mismo pintor como la “Madonna de la Pappa”. Gerard David consigue darle a este cuadro cotidianeidad, ternura y dulzura, un ideal amable y poético, algo que le faltaba a los cuadros de los pintores flamencos anteriores, que resultaban más acartonados y rígidos. Con esta obra, y otras de estas mismas fechas, Gerard David inicia un nuevo tipo de madona flamenca que será el que domine durante todo el siglo XVI.

Gerard David: Madonna della Pappa. Palazzo Bianco, Génova. Foto: Wikimedia Commons.

Gerard David: Madonna della Pappa. Palazzo Bianco, Génova. Foto: Wikimedia Commons.

     Hay además que destacar la novedosa composición que utiliza Gerard David. Su composición está perfectamente ideada para que un elemento del cuadro nos vaya llevando a otro sin dificultad. Las figuras principales, situadas dentro de una pirámide (rojo), organizan en zig-zag los elementos de la composición, llevándonos desde la mancha roja de la túnica a la cesta, de ésta al niño, y del niño al rostro de la madre (azúl). Además las diagonales que se forman en este zig-zag dirigen nuestra mirada a las dos escenas de paisaje que se desarrollan detrás de la Virgen y el niño (verde). David no utiliza una perspectiva matemática como Piero della Francesca y otros pintores del quatrocento italiano, sino que él se basa en la simetría y la estabilidad para lograr crear un espacio creíble en sus cuadros. Además también logra dar profundidad a su obra utilizando colores contrastados, azules con pardos, pardos como verdes, dándonos así la sensación de la presencia de varios planos en profundidad. La gama de colores que utiliza en este cuadro es muy fría, algo típico en la tercera fase de su pintura, dominando los azules, verdes y grises y contrastando con los ocres. Sólo la mancha roja de la túnica crea un foco de atención a partir del cual debemos leer la composición.

Esquema de composición y lectura del cuadro "Descanso en la Huida a Egipto".

Esquema de composición y lectura del cuadro “Descanso en la Huida a Egipto”.

     La gradación cromática que consigue y la luz, permiten dar la sensación de espacio abierto a través del cual circula el aire. Este es un avance que será fundamental para el desarrollo de la pintura de paisaje. Un género que tomará especial auge en los Países Bajos de la mano de pintores como Patinir. En este cuadro de hecho, el paisaje ya no es algo que simplemente rellena espacio, sino que es un elemento destacado del cuadro. En definitiva, podemos ver como en esta obra maestra del Museo del Prado se observa ya la presencia de un sentimiento artístico nuevo, más mundano, en el que se empiezan a absorber las novedades italianas como la idealización, el sfumato, la realidad poética o el mayor protagonismo del paisaje. La pintura de Gerard David cierra por tanto el siglo de oro de la pintura flamenca y da paso a una nueva pintura que reinará durante todo el siglo XVI.

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