Cuando visitamos una pinacoteca nos fijamos en las pinturas, en su temática, colorido, su densidad de pigmento o ausencia de éste, o incluso en el estado de conservación de éstas. Sin embargo, raramente nos fijamos en el elemento que abraza, protege, sustenta y complementa toda pintura, su marco. Solo en algunos casos excepcionales éstos nos llaman la atención, como en este maravilloso marco trofeo del retrato de Carlos de Borbón, duque de Parma. Y aún así, pese a su envergadura e importancia, si os hubiese preguntado a muchos de vosotros qué es lo que más os llama la atención de este cuadro la mayoría de vosotros es seguro que no os habrías referido al marco.

Giovanni Maria delle Piane, il Molinaretto: Carlos de Borbón, duque de Parma. 1732. Patrimonio Nacional.

Giovanni Maria delle Piane, il Molinaretto: Carlos de Borbón, duque de Parma. 1732. Patrimonio Nacional.

     Hace unas semanas asistimos a una interesantísima conferencia en el Museo del Prado en el marco (nunca mejor dicho) del Curso monográfico que sobre la Historia del Marco y su conservación se realizó en éste. La conferencia, a cargo de nuestro compañero y amigo el Dr. Javier Jordán de Urríes, versaba sobre los diferentes marcos que en el siglo XVIII se crearon en España y cómo en concreto dentro de las colecciones reales cada una de estas tipologías hacían referencia básicamente a un Real Sitio distinto o a una decoración en concreto. El vídeo de su conferencia no está colgado todavía, pero para que seáis conscientes de la importancia y lo que condicionan los marcos os recomendamos que veáis este pequeño vídeo que colgó el Museo del Prado con motivo de la primera edición de este curso monográfico en el año 2013.

     Con la llegada de Felipe V al trono de España éste dió comienzo a la redecoración y reorganización de los sitios reales para acomodarlos a sus gustos más franceses. Es por ello que se recoloracon y emparejaron cientos de cuadros, cambiando en algunos casos sus formatos, añadiendo tiras para aumentar su tamaño (caso de los retratos ecuestres de Velázquez para el Salón de Reinos); cambiando su formato de rectangular a oval, como por ejemplo sucedió con buena parte de los retratos de venecianos y venecianas de Tintoretto, los cuales posteriormente fueron llevados de nuevo a formato rectangular; o creando nuevos marcos que dieran unidad estética a las salas y decoraciones. Tras el incendio del Alcázar de Madrid la campaña de reenmarcación de obras se generalizó ya que para salvar muchos de los cuadros se les quitó de sus marcos y se arrojaron los lienzos por los balcones. Es así que en el inventario de obras realizado tras el incendio muchas de las pinturas se encontraban “sin marco alguno” como el caso de las Meninas, o con marcos muy maltratados. Así pues, de una generalidad de marcos negros que se describían en los inventarios del siglo XVII se pasó a enmarcar las obras con molduras doradas con pan de oro de diversa tipología.

     Una de esas tipología de marco será la creada por Andrés de la Calleja, en 1748, al que se le encomendó la realización del diseño de las nuevas enmarcaciones para las obras que iban a ser destinadas a la decoración del Palacio Real Nuevo de Madrid. El marco creado por de la Calleja fue realizado por los tallistas y ebanista de mobiliario de los talleres reales y presenta una estructura con tres órdenes de talla. Una calle exterior con talla de hojas de acanto dispuestas en diagonal, moldura de cinta en espiral con hilo pasado, entrecalle lisa de perfil cóncavo, delimitada al interior por una decoración de caña con ataduras en aspa y un filo liso. Este marco fue el que se utilizó para dar unidad decorativa a todas las pinturas del Palacio Real de Madrid y posteriomente también se utilizó para reenmarcar muchas de las pinturas pertenecientes al Palacio del Buen Retiro. Este tipo de moldura puede verse hoy en día en lienzos como las Furias de Tiziano, la Adoración de los Reyes de Rubens, o incluso las Meninas tuvieron en su día ese marco, el cual posteriormente fue sustituído por la moldura negra que hoy en día luce. Por cierto, moldura con la que nunca Velázquez pensó la obra, ya que en el inventario de 1666 se describía la pintura con un “marco de talla dorado”.

Tipología de Marco Andrés de la Calleja. Fotografía de Javier Jordán de Urríes.

Tipología de Marco Andrés de la Calleja.


     Otra de las tipologías de marco que se crearon a mediados del siglo XVIII es el denominado marco Mengs. Éste fue diseñado por Anton Rafael Mengs para enmarcar sus obras en España y puede verse principalmente en los retratos realizados por el pintor de cámara de Carlos III. Este marco cuenta con 4 ordenes de talla: una calle exterior de gallones; una primera calle con decoración de espejuelos, en cuyo interior se sitúa un contario de perlas; una entrecalle lisa; y finalmente una calle interior con talla en forma de pequeñas campanillas. La minuciasiodad del trabajo del ebanista fue posible gracias a la utilización para la realización de estos marcos de maderas blandas como el aliso. El marco tipo Mengs, como ya hemos indicado, fue utilizado principalmente para enmarcar las obras del pintor bohemio y todavía son visibles en muchas de ellas como el retrato de Carlos III, los de Carlos IV y María Luisa de Parma como príncipes de Asturias, o en la Adoración de los Pastores del Prado.

Marco tipo Mengs.

Marco tipo Mengs.


     Otra tipología de marco creado en la segunda mitad del siglo XVIII es el que se realizó para enmarcar todas las obras que iban a formar parte de la decoración de la Casita del Príncipe de El Escorial. El marco, creado por orden de Carlos IV cuando todavía era príncipe de Asturias, pretendía la armonización de las decoraciones y de los diferentes óleos que allí se colocaron, ya fueran obras de finales del siglo XV como algunas de las tablas del Políptico de Isabel la Católica; del siglo XVII como El Triunfo de David de Poussin o el San Antonio de Padua de Luca Giordano; o del XVIII como el Pannini representando la Galería del Cardenal Gonzaga o las Vistas del Puerto de Cartagena de Manuel de la Cruz. El marco, sencillo en apariencia pero de una enorme dificultad técnica, fue llevado a su máximo exponente de virtuosismo en la enmarcación que para el Cristo Crucificado de Anton Rafael Mengs se realizó en 1791. El marco realizado por José López, encargado de realizar algunos de los muebles más exquisitos de la época, y por el dorador José Cherou, convirtió la decoración de la barra cubierta con una cinta cruzada en una talla hueca, como podemos ver en las imágenes.

Marco tipo Carlos IV príncipe.

Marco tipo Carlos IV príncipe.


Detalle de la barra cubierta de cinta cruzada del marco tipo Carlos IV príncipe.

Detalle de la barra cubierta de cinta cruzada del marco tipo Carlos IV príncipe.


     Otra de la tipología de marco fue la que se creó para dar unidad a los cuadros que se colgaron en el Embarcadero de Aranjuez. Este espacio era utilizado por los príncipes de Asturias para pasar el día cuando todavía no existía la Casa del Labrador de Aranjuez. El marco, posiblemente creado por el arquitecto real Juan de Villanueva en 1785, fue realizado una vez más por el ebanista José López y por el dorador José Santiuste. Se trata de una marco sumamente elegante, con los largueros estriados y en los ángulos clavos romanos torneados, elementos propios de la arquitectura que permiten suponer la intervención de Villanueva en el diseño. Este marco es visible principalmente en obras de género, que es lo que abundaba en la casa del embarcadero, tales como los bodegones de Luis Meléndez, o diversas escenas de caza y naturalezas muertas.

Marco para el Embarcadero de Aranjuez

Marco para el Embarcadero de Aranjuez.


Anónimo: Vista del Embarcadero de Aranjuez. Museo Nacional del Prado.

Anónimo: Vista del Embarcadero de Aranjuez. Museo Nacional del Prado.


     Una última tipología importante de marco es el que se creó para las obras que iban a decorar la Real Casa del Labrador. La enmarcación fue diseñada por el arquitecto Isidro Velázquez hacia 1804 y fue ejecutada por el ebanista Pablo Palencia y el dorador Andrés del Peral. Entre los años 1804 y 1808 se elaboraron para la Casita del Labrador unos 435 marcos. Este marco presenta dos ordenes de talla diferente: en el exterior una zona labrada de hojas picadas, una calle interior lisa y en la marialuisa una decoración de contario de perlas. Aunque el número de marcos que se realizaron con esta tipología fueron muchos son escasos los ejemplos que tenemos en la actualidad, ya que tras la renuncia de Carlos IV al trono éste mando embalar en cajones todos los cuadros de la Real Casa del Labrador con el objetivo de llevarselos con él a su destierro. Al estar embalados resultó más fácil su salida durante la Guerra de Independencia, con lo que el conjunto se dispersó irremisiblemente. No obstante, tenemos algunos bellos ejemplos de este marco como el Rapto de las Sabinas de Domenico Gargiulo, el de la Vista del estanque del jardín del Príncipe de Brambilla (realizado ya a partir de 1821) o el de la Adoración de los Reyes Magos copia de Rubens.

Marco para la Real Casa del Labrador.

Marco para la Real Casa del Labrador.


Juan Robredo: Seda en la que se representa la Casa del Labrador. Patrimonio Nacional.

Juan Robredo: Seda en la que se representa la Casa del Labrador. Patrimonio Nacional.


     Asi pues, a partir de ahora cuando miréis un cuadro no sólo os fijéis en la pintura en sí, fijaros también en el marco, ya que forma parte importante de éste y en muchas ocasiones nos da más información y contexto de la pintura que en lo que en un principio podíamos sospechar.

* Quiero agradecer a Javier Jordán de Urríes su ayuda en la elaboración de este post. Sin haberme pasado sus imágenes nunca habría sido posible poderos resumir brevemente todas las aportaciones que hizo en la conferencia del Museo del Prado.

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