Atención, pregunta. ¿Qué tienen en común marcas como Tiffany, Fortun and Mason o Tous? La respuesta parece sencilla, son marcas de lujo. Ya, pero además de eso tienen en común algo más: el color verde agua que va asociado a su imagen. Tiffany tiene incluso registrado el pantone concreto que da vida a sus icónicas y deseadas cajitas. Y es que aunque la respuesta en principio no nos parecería obvía si nos preguntaran cuál es el color del lujo está claro que ese color entre azul y verde se ha convertido en el máximo exponente del deseo de alta gama.

     ¿Pero por qué algunas de las marcas más prestigiosas han elegido este color poco usual para hacer de él su imagen? Tenemos que remontarnos al siglo II cuando unos alfareros chinos de la región de Yue inventaron los primeros celadones. La palabra Celadón no sólo se refiere a un tipo de cerámica propia de China, sino que también hace referencia a ese color verde azulado tan característico. Por la dificultad que conllevaba conseguir ese tipo de color en las cerámicas y su rareza, estas piezas se conviritieron en sumamente apreciadas.

Botella de la dinastía Sui, siglo VI d.c. Metropolitan Museum New York.

Botella de la dinastía Sui, siglo VI d.c. Metropolitan Museum New York.

     Los primeros celadones que fueron realizados no conseguían tener una aspecto uniforme, con el color repartido de forma que creaba diferencias de color y textura y con numerosas craqueladuras en la superficie de la pieza, como vemos en la pieza del Metropolitan. Estos primeros ceramistas intentaban reproducir las cualidades del jade: sonoridad, transparencia y resistencia. La técnica de los alfareros chinos se fue perfeccionando y en el siglo VIII, el recubrimiento era ya perfecto. Los alfareros de la provincia de Yue se hicieron particularmente conocidos por su producción de cuencos para té, cuyos colores coincidían con los de la bebida favorita de los intelectuales chinos, quienes los compararon con «nubes verdes capturadas en un torbellino de hielo». Gracias a estos personajes intelectuales, su producción penetró en la corte imperial.

Jarrón con forma de flor, siglo XII. Metropolitan Museum New York.

Jarrón con forma de flor, siglo XII. Metropolitan Museum New York.

     Hacia el siglo X, la técnica de fabricación llegó a su perfección y permitió producir grandes series de objetos de formas puras y con un esmalte profundo, uniforme de color y libre de craquelados. Asimismo las piezas comenzaron a tener decoraciones incisas en la arcilla, bien de formas abstractas o con motivos florares o animales.

Cuenco de Dragones entre olas, siglo X. Metropolitan Museum New York.

Cuenco de Dragones entre olas, siglo X. Metropolitan Museum New York.

     La llamada edad de oro del celadón se extendió del siglo XI hasta el siglo XIV en China, durante la dinastía Song y Yuan. Es entonces cuando las piezas comienzan a ser fabricadas más para su contemplación que para su uso diario. Es por ello que comienzan a copiar las formas de los antiguos bronces rituales chinos y se empieza a apreciar un vidriado fino y casi transparante.

     A partir de la segunda mitad del siglo XII comenzarán a aparecer los primeros celadones con incrustaciones. La técnica, inventada en Corea, permitirá decorar las piezas con motivos realistas, como grullas, flores o nubes. El uso de los celadones se extiende cada vez más e incluso los palacios reales se cubrirán con azulejos de este peculiar color.

     A partir de entonces el celadón se asociará definitivamente al lujo, siendo cada vez las piezas de cerámica que se produzcan más sencillas y refinadas, abandonando cualquier decoración y mostrando un color más claro y una cerámica cada vez más fina, casi transparente. Un objeto tan frágil y maravilloso que representaba a la perfección la idea de lo sublime, del lujo por el lujo, sin niguna finalidad más que la de su pura contemplación. Asi que la próxima vez que veáis que una marca intenta asociar su nombre a ese color de multiples tonalidades entre el verde y el azúl pensad que tiene una historia muy antigua y muy bella detrás.

Pareja de botellas en forma de calabaza, siglo XVIII. Metropolitan Museum New York.

Pareja de botellas en forma de calabaza, siglo XVIII. Metropolitan Museum New York.

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