El próximo 29 de junio se conmemorará el 235 aniversario de la muerte de Antonio Rafael Mengs, uno de los grandes artistas del siglo XVIII y cuya influencia fue crucial en la pintura española. Nosotros queremos adelantarnos a esa fecha y hacer desde aquí nuestro pequeño homenaje a ese gran pintor neoclásico, de origen checo, pero que trabajó para las cortes europeas más importantes, como la de Dresde o la de Madrid.

Discípulos de Mengs

Revista Goya, nº 340, 2012, pp. 210-235.

La mejor forma que se nos ha ocurrido de homenajear su figura es publicar aquí uno de los artículos de nuestro colaborador, Javier Jordán de Urries y de la Colina, máximo especialista en España en la figura y arte de Antonio Rafael Mengs. Javier publicó en el año 2012 en la revista Goya, el artículo “Crear artífizes yluminados en el buen camino de el Arte”: los últimos discípulos españoles de Mengs”. El texto nos permite entender la enorme influencia que Mengs tuvo en los artistas españoles de la segunda mitad del siglo XVIII. Se centra en concreto en el periodo entre 1776-1779 en el que, tras el permiso de Carlos III para que Mengs marchara a Roma, se mandó a una serie de artistas españoles para que estudiaran bajo la dirección de éste. Con esta iniciativa se prentendía “crear artífizes yluminados en el buen camino de el Arte”, es decir, formados bajo el ideario y método artístico de Mengs. Fue así como pintores como Manuel Napoli, Francisco Augstín, Buenavertura Salesa, Francisco Javier Ramos o Carlos Espinosa pasaron a Roma pensionados por el rey a aprender directamente del arte de Mengs. Incluso Francisco de Goya quiso pasar a formar parte de ese grupo de artistas, sin embargo el embarazo de su mujer, Josefa Bayeu, y la necesidad de pintores para la Real Fábrica de tapices, malograron los deseos del de Fuentedetodos de regresar a Italia.

Los discípulos españoles de Mengs estudiaron en Roma las obras del maestro, su magnífica colección de vaciados del antiguo y el modelo vivo, aunque se aplicaron especialmente en el dibujo de yesos. También acudieron a iglesias, palacios, museos y galerías de la ciudad para copiar pinturas renacentistas y barrocas, reputadas a través del tiempo como indiscutibles obras maestras. Pero la educación del maestro no fue meramente práctica, sino que tuvo un destacado componente teórico y abarcó diversas disciplinas necesarias para un pintor, como son el estudio de la perspectiva y geometría o del colorido y la anatomía. Desgraciadamente, la pronta muerte de Mengs, el 29 de junio de 1779, trastocó la formación de sus discípulos, que apenas habían estados dos años y medio a su cargo….

Este es tan solo un pequeño aperitivo del artículo de Javier Jordán de Urries y de la Colina, del que podréis disfrutar integramente pinchando aquí.

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