Mariana Pilar de Silva-Bazán y Sarmiento fue una de esas mujeres excepcionales en su época. Nacida en 1739, en una importante familia aristocrática, ya que fue hija de Pedro de Silva y de María Cayetana Meneses Sarmiento de Sotomayor, marqueses de Santa Cruz del Viso, recibió una cuidada educación que incluyó el aprendizaje de una amplia cultura general, lenguas extranjeras y la práctica artística.
El 2 de febrero de 1757, contando tan sólo 17 años, contraía matrimonio con Francisco de Paula de Silva y Álvarez de Toledo, X duque de Huéscar, y heredero del ducado de Alba. Fruto de ese matrimonio, en 1762, nacería su única hija, María Teresa Cayetana, quien llegó a ser la XIII duquesa de Alba y cuya relación con el pintor Goya la hizo famosa por encima de su madre.
Se sabe que la duquesa de Huéscar fue activa culturalmente dentro de la sociedad de su época y disfrutó de reconomiento como mujer de letras. Llegó a escribir versos de calidad y realizó traducciones de obras francesas, entre ellas algunas tragedias, las cuales quedaron inéditas y desafortunadamente no se han conservado. Se cree que el primer retrato que conservaríamos de ella habría sido realizado por Mengs en 1766. En éste la modelo, cuyos rasgos faciales son similares a los del otro retrato conocido de doña Mariana, aparece representada con un libro abierto entre sus manos, las Tragedias de Voltaire, indicando claramente sus intereses intelectuales y literarios superiores1. De hecho, la fecha de 1766, que aparece en la firma del artista, sería la misma en la que doña Mariana fue aceptada como miembro de pleno derecho de la Academia de San Fernando y es muy probable que Mengs y ella se hubieran conocido en dicha institución. La referencia en las actas de la Academia a dicho nombramiento es una de las más extensas que se encuentran:
«El Señor Dn. Fr. Vicente Pignatelli presentó en nombre de la Exma. Señora Duquesa de Huescar una Caveza obrada con lapiz por s.e. afin de que reconociéndola la Junta, la dé la censura que tubiese abien. Desde luego apludieron los Profesores la delicadeza, perfeccion y esquisito gusto de esta obra: y para proseguir con libertad en el jucio de ella el señor Marques de Santa Cruz, hermano demi señora la Duquesa, cumpliendo con el Estatuto se retiró a otra Sala. La Junta continuo y de comun consentimiento acordó en primer lugar que los señores Viceprotector, y Marques de Villafranca, pasen acasa de mi señora la Duquesa á dar a s.e. las mas expresivas gracias, por la proteccion que concede alas Artes, cultivándolas por si misma, y haciendo en la del dibujo progresos dignos de un consumado Profesor: Ygualmente darán gracias á s.e. por el singular favor que hace ala Academia destinándola un regalo tan apreciable, como una obra de su mano: en segundo lugar que el Sor. Dn. Fr. Vicente Pignatelli, lleve á s.e. su dibujo para que sirva firmarlo: que estandolo, se le ponga un cristal y el correspondiente adorno, y se coloque en el lugar mas distinguido que pueda darle la Academia: últimamente, que siendo interes de esta, ilustrar el Catalogo de su Yndividuos con el respetable nombre de mi Señora la Duquesa se la confieran los mas sublimes Grados que la Academia pueda: sobre loqual se conferenció que en punto largamente, pareciendo atodos los vocales que quantos grados se proponian eran pocos para el merito de s.e. Al fin acomodándose a la posibilidad, conociendo que la maior Graduacion que puede darla la Academia en la clase de Profesor, es la de Director honorario y en la de los que no lo son la de Academico de honor. La Junta toda por aclamacion creo y declaró ami Señora la Duquesa de Huescar, Academica de Honor, y Directora honoraria por la Pintura, con voz y voto en todas las Juntas aque s.e. se sirva asistir con asiento y lugar preeminente en las dos expresadas clases, y obcion alos empleos que s.e. quifiere exercer. Formado este acuerdo se avisó del Sor. Marques de Santa Cruz se le informó de el y s.e. expresó lo mucho que apreciaba las generosas atenciones de la Academia»2.
Mengs había entrado al servicio de Carlos III en 1761 cuando ya era un pintor famoso y uno de los mejor considerados de su tiempo en toda Europa. En España su influencia será decisiva en el arte cortesano español, dejando su huella en artistas como Francisco Bayeu, Mariano Salvador Maella y, el ya mencionado, Goya. Asimismo, participará activamente en la Real Academia de San Fernando, aunque debido a su difícil carácter tuvo serias divergencias con algunos de sus miembros. No obstante, de ser doña Mariana Pilar la retratada por Mengs en la efigie que acabamos de ver, se denota la simpatía por la representada y la admiración y homenaje que el pintor quería brindarle a través de esa efígie.
El nombramiento de Mariana Pilar como acádemica no fue meramente una distinción ya que ésta se dedicó activamente a la enseñaza. Se consideraba que tenía un talento único al poder escribir y pintar con ambas manos. Esa singularidad y su implicación con la cultura hizo que en 1771, cuando la Academia de las Artes de San Petersburgo solicitó que se eligieran a dos miembros destacables de la institución para nombrarlos socios allí, la Real Academia propusiese a la duquesa de Huéscar:
«El Sor. Consiliario Conde de Baños me pasó dos Diplomas dela Academia delas Artes de Sn. Patersbourgo que entregó á S.E. el Sor. Protector á fin deque el uno se llenase con el nombre de un Sor. Yndividuo dela Clase de honor, y otro con el de uno dela clase de Merito; me expresó el S. Conde que el animo del Sor. Prot. Era, que la Junta los destine a quien sea mas de su agrado. Reconocidos dichos dos Diplomas se advirtió, que el uno viene lleno con el nombre de S.E. conque solo viene en blanco el destinado a un Profesor: én cuya vista se acordó hacerlo presente al Sor. Prot. Y que la Junta juzga se pueda destinar ála Exma. Sra. Duquesa de Huescar, como á Directora honoraria de Pintura, ó la Dir. General: cuya resolucion deja la Junta arbitrio del Sor. Protector y que teniéndolo por conveniente se embien otros dos Titulos en blanco ála Academia de Rusia, porque los define á dos Yndividuos suyos a las mismas clases»3.
En 1770 doña Mariana enviudó del duque de Huéscar y cinco años más tarde, en 1775, contraía matrimonio con Joaquín Anastasio Pignatelli de Aragón y Moncallo, XVI conde de Fuentes. Es en ese momento, cuando Mengs debió de volver a retratar a la duquesa, en una de las escasas efígies que de la segunda estancia del pintor en España se conservan (entre julio de 1774 y enero de 1777). El retrato no deja duda que conmemora un enlace ya que la representada muestra en su mano izquierda una alienza de oro, lo que es una alusión directa a su matrimonio. Éste no sólo llama la atención por ese detalle, sino también por la frontalidad del personaje y por la espontaneidad y cercanía que muestra la representada, lejos de la formalidad y distancia marcada en los retratos oficiales del artista. Asimismo, la cercanía entre artista y modelo también podría estar indicada por el especial interés que Mengs tuvo en esta obra. Se conserva un dibujo a lápiz, un retrato a medio acabar (en la portada de este texto) y dos otras efigies de la duquesa prácticamente idénticas pero en las que varía el fondo sobre las que se la muestra, uno es un interior y el otro es un exterior, y el nivel de acabado, más abocetado el que la muestra en un jardín.
La versión final, en la que ella está sentada sobre una lujosa butaca y donde tras su figura se abre una cortina verde, se encuentra en la actualidad en el Palacio de Liria4, y fue realizada junto a otro lienzo del padre de su primer esposo, el duque de Alba, Don Fernando de Silva Álvarez de Toledo, XII duque de Alba, con el cual comparte en la actualidad ubicación. De éste también tenemos la fortuna de conservar no sólo el retrato final sino también un bosquejo sin concluir que nos revela nuevamente la forma de trabajar las pinturas por parte del genio bohemio. Ambos retratos fueron referenciados en la biografía escrita por José Nicolás de Azara sobre Mengs, en donde se refería un listado de todas las obras ejecutadas por el pintor durante su estancia en España:
«Otro de mas de medio cuerpo del Duque de Alba D. Fernando de Silva Alvarez de Toledo, en tabla, de cerca de quatro pies de alto y tres de ancho. / Dos de la Duquesa de Huescar, ahora Duquesa de Arcos, en tabla, de cerca de quatro pies de alto, y tres de ancho»5.
Con la mención en el texto a los dos retratos realizados a la duquesa de Huéscar creemos que se referían al realizado por el pintor en 1766 y al ejecutado en 1775, ya que la versión en el que ella está en el jardín se encuentra inacabada (en detalles como la llave que porta en su mano derecha es visible) y por tanto no es posible que el pintor la diera como obra terminada, conociendo de su tesón y pulcritud y sus terminaciones nacaradas.
Tan sólo un año después de su boda con el conde de Fuentes doña Mariana volvía a quedar viuda y el 1 de enero de 1778 contraía nuevas nupcias con Antonio Ponce de León y Spínola de la Cerda, XI duque de Arcos. De hecho, en la Fundación Casa de Alba, debido a una inscripción que se encuentra en la trasera del retrato de la duquesa, se creía que éste había sido realizado con motivo de sus esponsales con el duque de Arcos: «Retrato / de la Exma. Señora Duquesa de Arcos / Dª. Mariana de Silva y Sarmiento / hecho / por encargo de su Marido el Exmo. Sor. D. / Antonio Ponce de León, Duque de Arcos / en el año 1775 / Por / D. Antonio Rafael Mengs / Pintor de Cámara de / S.M.C. / ». Sin embargo, la fecha del matrimonio entre la duquesa de Huéscar y el duque de Arcos, 1 de enero de 1778, cuando Mengs llevaba ya casi un año fuera de España, hace imposible que se realizara para conmemorar dichos esponsales.
Fallecida el 17 de enero de 1784, el Memorial literario le dedicó una amplia necrológica en la que además de alabar su “bondad y caridad christiana” remarcaba especialmente que su pérdida:
«Ha sido sentida y llorada de todos aquellos que de cerca la han tratado […] En la República de las Letras quedará eterna su memoria; pues por su inclinación y pericia en las tres nobles Artes de Pintura, Arquitectura y Escultura, esta Real Academia la nombró Académica de honor, y Directora honoraria, con voz y voto, asiento y lugar preeminente en 20 de julio de 1766. Y no solamente en España quedará ceñido su nombre, sino también será perpetuado en los Reynos Extrangeros, principalmente en la Academia Imperial de las Artes de San Peterburgo en Rusia, que también la nombró socia, libre, honoraria en el mismo año. No ha sido España escasa en Heroinas; pero en este siglo será esta Excelentísima Señora una de las más ilustres, y la mas ensalzada, por el cúmulo de relevantes prendas que en todo la adornaban»6.
Desafortunadamente esa fama que la acompañó en vida se diluyó tras su muerte. El que no se haya conservado rastro de sus obras artísticas ni literarias, circunstancia habitual entre las mujeres cultivadas de la época, en quienes se alentaba en círculos aristocráticos un cierto grado de cultura, pero se disuadía de la ambición de publicar o firmar sus trabajos, ya que se consideraba entre la nobleza, hasta cierto punto, como impropio de las damas de alta cuna; ha hecho que su figura se haya visto casi olvidada y difuminada, como el retrato preparotorio que Mengs realizó de ella.
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- Steffi Roettgen, Anton Raphel Mengs: 1728-1779, 1999, vol. I, pp. 331-332, cat. 266. [↩]
- RABASF, Juntas-Actas, leg. 82-3, Juntas ordinarias, generales y públicas. Desde el 30 de noviembre de 1757 hasta el 10 de diciembre de 1769. Junta ordinaria de 20 de Julio de 1766, pp. 360v-362. Quiero agradecer a Daniel Lavin esta referencia [↩]
- RABASF, Juntas-Actas, leg. 122-3, Juntas Particulares. Desde el 14 de enero de 1770 hasta el 3 de diciembre de 1775. Junta Particular de 10 de Noviembre de 1771, p. 76v. Agradezco nuevamente a Daniel Lavin su generosidad al haberme pasado estas informaciones inéditas [↩]
- Steffi Roettgen, op. cit., vol. I, pp. 328-329, cat. 263. [↩]
- José Nicolás de Azara, Obras de D. Antonio Rafael Mengs, primer pintor de Cámara del Rey. Madrid, 1780, p. LI [↩]
- Memorial literario, 1784, vol. I, pp. 81-82 [↩]