Mariana de Neoburgo fue reina consorte de España durante diez años (1689-1700) y durante otros cuarenta lo fue como reina viuda (1700-1740). Pese a ese largo espacio de tiempo y lo destacado del periodo que vivió, – con el cambio de la dinastía de austrias por la de los borbones – lo cierto es que no había sido un personaje bien estudiado. El libro que sale ahora es la labor y el esfuerzo de dos décadas. Mi intención ha sido sacar a Mariana de Neoburgo de la oscuridad, de esa leyenda negra que en ocasiones la ha acompañado, y del desconocimiento que había sobre su figura, sobre todo en lo que está relacionado con las bellas artes. No he pretendido que este sea un libro definitivo. El objetivo era hacer un estudio serio sobre la soberana y prender la mecha que genere nuevamente interés sobre ella. Espero que a partir de ahora haya muchas más investigaciones y muchos más investigadores que intenten profundizar en su figura. Los historiadores nos dedicamos a abrir pequeñas puertas de conocimiento y estoy convencida, por ejemplo, que como fruto de este estudio el corpus de los más de cien retratos que he logrado encontrar de la soberana se ampliará con nuevas aportaciones.

     El libro consta de cinco capítulos. En el primero de ellos se introduce al personaje y se hace un recorrido por la vida de la soberana. A continuación se ahonda en la configuración e impronta que Mariana de Neoburgo dejó en aquellos escenarios en que se desarrolló su vida tras ser elegida reina de España y tras su viudedad. La imagen que se proyectó de ella a través de sus retratos es la temática del tercer capítulo. En él se analizan los cambios estéticos y conceptuales de las efigies que se realizaron de ella durante más de cincuenta años. Un cuarto epígrafe hace referencia al uso ceremonial, litúrgico o diplomático que tuvieron para Mariana las piezas artísticas. En este se ahonda en temas como la galería regia que la reina creó en su Cuarto del Alcázar de Madrid como expresión de su gloriosa dinastía; el polémico envió de obras de arte a su hermano Juan Guillermo de Neoburgo; o la creación de una fundación regia en Italia, que aún hoy en día conserva un importante tesoro artístico. Por último, un quinto episodio hace referencia a las posesiones artísticas que esta dejó tras su muerte. La transcripción de sus inventarios póstumos ha permitido descubrir algunas de las obras que le pertenecieron y analizar así  su gusto y legado artístico.

     Hasta el próximo día 25 de octubre el libro se puede adquirir unicamente a través de la web del CEEH dado que está en prepublicación, aunque luego estará en librerías especializadas. La buena noticia es que tiene un 10% de descuento si se adquiere en estos días y se aplica el cupón MARIANA (aquí). Aquí os dejo algunas páginas, que os podéis descargar en PDF pulsando sobre la imagen, para que os hagáis una idea más exacta de la publicación.

     El germen de este trabajo surgió en el año 1998. Cuando acabé los cinco años de la carrera de Historia del Arte me decidí a cursar el doctorado. Tenía muy claro con quién quería hacer mi tesis, con la profesora Virginia Tovar, que fue la persona que me apoyó desde el principio y que consideró que yo tenía madera de investigadora. Lo cierto es que yo por aquél entonces no lo tenía nada claro, supongo que al igual que mucha gente joven que todavía está esperando encontrar su lugar en el mundo. Guiada por ella y por su entusiasmo me matriculé en el doctorado, aunque sin saber muy bien qué tema me interesaba más. Me gustaba el arte efímero, todo lo relacionado con la Corte de los Austrias, pero no tenía ni idea en qué tema podría empezar a trabajar. Un día Virginia Tovar me llamó a su despacho y me dijo que las posibles conmemoraciones por el 300 aniversario de la muerte del rey Carlos II se acercaban y que sería interesante que trabajara en algún tema que pudiera ser útil para el evento y me pudiera proporcionar una primera publicación. Tras hablarlo pensamos que lo mejor sería trabajar en alguna de sus dos esposas, muy desconocidas hasta ese momento. Me fuí a la biblioteca y empecé a buscar información. Sobre María Luisa de Orleans encontré un par de libros antiguos y algunos retratos, pero de Mariana de Neoburgo, aunque había igualmente un par de estudios no logré en esa primera búsqueda dar con ningún retrato, a excepción de los dos que aparecían dentro de esas publicaciones (estamos hablando del año 98, internet estaba en mantillas). Eso me generó curiosidad, ¿cómo era posible que no se conservasen apenas imágenes de la que había sido reina de España? Tomé mi decisión en ese momento. Estudiaría a Mariana de Neoburgo.

Adalberto de Baviera, Mariana de Neoburgo. Reina de España, Madrid, 1938.

     No hubo conmemoración alguna por el aniversario del fallecimiento de Carlos II, aunque sí múltiples exposiciones que celebraron la llegada de Felipe V y la dinastía de Borbón. Eso no me paró y entregué un pequeño trabajo sobre Mariana para culminar mis estudios de doctorado. Sin embargo, lo que tenía que ser mi tesis quedó abandonada. Mi querida directora falleció y yo estuve trabajando para una institución pública en la que estaban las principales fuentes documentales para mi investigación, pero en la que debía de trabajar buscando información para exposiciones, reconstrucciones de espacios palaciegos, etc… De ese modo, no tenía hueco para indagar en mi tema, así que entre unas cosas y otras mi tesis quedó en suspenso.

     Nunca olvidé a Mariana, publiqué algún artículo sobre ella y seguí recopilando retratos que encontraba de la soberana o leyendo todos los artículos que encontraba relacionados con la época, pero sin tener ya la tesis como objetivo. En el año 2012, colaborando con la Fundación Universitaria Española, decidimos hacer unas jornadas sobre Carlos II y el arte de su tiempo. Para dicho encuentro quise hacer una ponencia sobre Mariana de Neoburgo sacando a la luz algunos de los retratos que había ido recopilando durante esos años (texto aquí). Ese fue el motor que volvió a encender en mí el interés por la reina. Todavía tardé unos años más en decidirme a culminar mi tesis y a matricularme nuevamente en el doctorado. El apoyo y sugestión de muchos grandes amigos finalmente me llevaron a reengancharme en el 2016 en el doctorado de la Complutense. Jesús Cantera y Javier Jordán de Urríes me hicieron el inmenso honor de querer ser mis directores de tesis en sustitución de Virginia Tovar y me propuse firmemente que si había dado el paso era para en esta ocasión terminar finalmente lo iniciado hacia tantos años. En 2019 conseguí defender mi tesis, algo que celebré con todos vosotros (aquí). Unos meses más tarde tuve la fortuna de que el Centro de Estudios Europa Hispánica se interesara en la publicación de mi investigación. La labor de reconvertir una tesis de dos volúmenes y más de 400 imágenes en un libro de algo más de 400 páginas y 150 ilustraciones fue complicada, pero una vez realizada he contado con la inmensa ayuda del editor Félix Andrada y de un grupo de profesionales maravillosos, como Laura Díaz, que han estado ahí para hacer el camino mucho más fácil.

¡Muchas gracias a todos por acompañarme en este viaje!

Espero hacer justicia con este libro a la última reina de la casa de los Austrias.

 

 

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