Esta semana nos gustaría plantearos un dilema seguramente de difícil resolución: ¿Es el sueño del Caballero de la Academia de Bellas Artes de San Fernando una obra de Antonio de Pereda o de Francisco Palacios?
De primeras no resulta nada sencillo posicionarse rotundamente en un sentido u otro, aunque el que esto escribe está más inclinado a pensar que la obra no puede ser de Pereda, pero debemos ir por partes: ¿quién es Francisco Palacios?
FRANCISCO PALACIOS
Como bien afirma Mar Doval en el capítulo de su tesis doctoral dedicado a Palacios, parece que el infortunio es el único calificativo aplicable a la vida de este artista[1]. Pues las escasas obras conservadas, así como las que se le pueden atribuir, nos muestran una calidad que hubiera bastado para afianzar una prometedora carrera, truncada prematuramente. Pero como también señala Doval, no deja de ser una constante en el prototipo del discípulo velazqueño: poco conocido, escasa obra y ésta con reminiscencias del sevillano.
La noticia de la existencia de Palacios la da Palomino en su “Museo Pictórico” al que dedica una breve vida llena de inexactitudes:
«Francisco Palacios, natural y vecino de esta villa de Madrid, fue discípulo de Velázquez, y de los que más imitaron su manera; y aunque no se sabe de obra publica de su mano; hay excelentes cuadros suyos (que yo he visto) en casas particulares; y especialmente retratos, que los hizo con excelencia; y en que se conoce la buena escuela en que se crió, y lo mucho que adelantó en ella. Murió de unos treinta y seis años de edad, por el de 1676, en esta villa de Madrid».
[Ayala Mallory, Nina (ed.): Vidas de Antonio Palomino, Alianza, Madrid, 1986, p. 246.]
Los datos del pintor y biógrafo cordobés son repetidos por Ponz o Ceán, hasta que en 1987 fue publicado un revelador artículo por parte de José Luis Barrio Moya que aportaba pruebas documentales sobre la vida del pintor[2]. En este sentido y gracias a esos datos, podemos saber que Francisco de Palacios y Arce nacería entorno a 1622-25 y que en 1646 había contraído matrimonio. La familia de Palacios procedía de la villa burgalesa de Espinosa de los Monteros, la misma ciudad de la procede el padre de Antonio de Pereda. Palacios casó con la hija de un pintor y mercader de cuadros, Francisco Bergés, lo que entra dentro de la dinámica habitual dentro de la configuración gremial de la pintura. El suegro de Palacios, debía tener cierta posición en la corte ya que intervino como testigo en el juicio para la obtención del hábito de Santiago por parte de Velázquez:
«En dicha villa de Madrid, en veinte y seis días del dicho mes de diciembre, año dicho, se recibió por testigo a Francisco Vergés natural del Valle de Arueguez del Puerto en las montañas de Jaca, Reino de Aragón y residente en esta corte de 47 años a esta parte el cual juró en forma dicho que conoce a Diego de Silva Velázquez pretendiente y ayuda de Cámara de su majestad y su aposentador mayor de Palacio, desde que vino a esta corte a quien tiene por natural de la ciudad de Sevilla porque comúnmente le han llamado y llaman el sevillano y siempre le ha conocido tratarse y portarse con mucho lustre, sin haber oído ni entendido que haya tenido ocupación ni oficio vil, ni mecánico, de los comprendidos en la sexta pregunta, ni otro alguno, ni ha tenido tienda ni obrador como los demás pintores porque solo ha cuidado del gusto y servicio del Rey nuestro señor que Dios guarde, aliñando su real Palacio ocupando primero el oficio de ujier de Cámara en el que le conoció algunos años y ahora sirve de aposentador y ayuda de Cámara como ha referido y también dice el testigo que no ha llegado a su noticia que en dicha ciudad de Sevilla de donde vino a esta corte tuviese ocupación y oficio indecente y que si le hubiera tenido en alguna parte el testigo lo supiera por lo mucho que a que le conoce y se hubiera sabido por lo envidiado que ha sido y es de todos lo cual es lo que se sabe ser de edad de sesenta y cinco años».
Ángel Aterido (Ed.): Corpus Velazqueño. Tomo I, Madrid, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2000, p. 385.
Así pues, es probable que por esta relación de familiaridad con el maestro sevillano con su suegro, entrara Palacios a trabajar en la órbita de Velázquez.
En 1648 lo encontramos comprando objetos de la almoneda del también pintor Antonio Puga, fallecido en esa fecha. En ese mismo año haría los bodegones de la colección Harrach, las únicas obras firmadas y seguras de Palacios.
Para diciembre de 1651 hace testamento y fallece el 27 de enero de 1652, siendo enterrado en la iglesia de San Felipe en Madrid.
Por la documentación y las fuentes, sabemos que Palacios realizó retratos, bodegones, pintura religiosa y de Historia, así como paisajes. Palomino lo había alabado en su breve biografía, por lo que es de presuponer que era un artista dotado y de cierta calidad. Por ello es importante saber discernir entre las obras de pintores próximos en la Corte.
EL SUEÑO DEL CABALLERO Y PALACIOS
La obra que actualmente se encuentra en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, tradicionalmente se venía atribuyendo a Antonio de Pereda[3]. Tal atribución venía por la similitud iconográfica con un cuadro de este pintor, la Alegoría de la Vanidad pintada para el Almirante de Castilla (ver post sobre la colección española del Almirante aquí) y que se ha identificado con el cuadro de Pereda que hoy se conserva en el Kunsthisotiches Museum de Viena y que además venía descrito en la biografía que de este pintor hizo Lázaro Díaz del Valle:
«[…] también pintó (entiendo que antes de este) un lienzo del desengaño del mundo, con unas calaveras y otros despojos de la muerte, que son todo a lo que puede llegar el arte de la pintura, porque este artífice pinta muy al natural, tierno y fresco; su dibujo, disposición y pincel es de la escuela veneciana, y aunque le faltó al mejor tiempo el amparo del marqués con la muerte que le cortó la hebra de sus esperanzas, no le desamparó la fortuna, porque prosiguiendo en sus estudios, se adelantó tanto con su natural inclinación a la pintura, que hoy generalmente es tenido magno de los más valientes artífices que honran en estos tiempos los pinceles».
García López, David: Lázaro Díaz del Valle y las Vidas de pintores de España, Fundación Universitaria Española, Madrid, 2008, p. 306.
Pero si comparamos el estilo de la Vánitas de Viena con el Sueño de la Academia no podemos sino ver dos manos diferentes, la manera de iluminar los objetos, el dibujo, la pincelada, los tipos humanos y rostros, son del todo diferentes en ambos ejemplos.
Está claro de dónde vino la atribución a Pereda de la obra, pero ¿de dónde salió la atribución a Palacios? La pista de la autoría de este pintor viene del inventario de pinturas de su suegro Francisco Bergés, realizado en octubre de 1672 y en el que se recoge:
«Lienço pintado una figura del tamaño del natural con una calavera en el suelo, desnuda con las tripas fuera, del tamaño de dos baras de alto y bara y media de ancho con moldura negra, 20 ducados»[4]
Al no recoger en el inventario autoría podríamos pensar que es obra del propio Bergés, también pintor cómo hemos comentado antes. Sin embargo, en el testamento de Palacios de 1651 se recoge como adeudado por Luis de Carrión, arpista de las Descalzas Reales un «quadro grande un jeroglífico que significa el desencanto del mundo». Las dimensiones del cuadro coinciden con el de la Academia y la atribución de éste a Pereda siempre ha suscitado dudas. Dicha atribución venía dada por Pedro González de Sepúlveda, que vio el cuadro en la colección de Godoy en 1800. El primero que dudó de dicha atribución fue Martín Soria en 1959, seguido de Nina Ayala Mallory, pero fue Alfonso E. Pérez Sánchez quien apuntó en 1992 a que esta obra podía ser de Palacios y que además sería la misma que se mencionaba en su testamento.
Seguramente es la figura del caballero la que aleja más a esta obra de la órbita de Pereda y la acerca a alguno de esos maestros que trabajan en el entorno de Velázquez y que nos son tan oscuros todavía. En ese sentido recojo la idea que expresó Jesús Urrea en el catálogo de la exposición Pintores del reinado de Felipe IV[5], en el que ante el Retrato de un hijo de D. Francisco Ramos del Manzano, obra anónima del Museo del Prado, dejaba entrever que podíamos estar ante una obra de Francisco Burgos Mantilla o del propio Francisco Palacios… Y es que hay todavía mucho por saber del ambiente artístico de la Corte en el brillante siglo XVII.
NOTAS
[1] María del Mar Doval Trueba: Los “velazqueños”: pintores que trabajaron en el taller de Velázquez (tesis doctoral), Madrid, Universidad Complutense, 2004, p. 344. [https://eprints.ucm.es/id/eprint/2528/]
[2] José Luis Barrio Moya: “El pintor Francisco de Palacios. Algunas noticias sobre su vida y su obra” en Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, Universidad de Valladolid, 1987, p. 431.
[3] Así se recoge por ejemplo en la guía del museo de la Academia: Mercedes González de Amezúa “El sueño de Caballero de Antonio de Pereda” en Real Academia de San Fernando Madrid. Guía del Museo, Madrid, Academia de San Fernando y Fundación Cajamadrid, 2004, pp. 112-113.
[4] Publicado por Mar Doval, op. Cit., p. 348.
[5] Jesús Urrea: “Anónimo. Retrato de un hijo de D. Francisco Ramos del Manzano” en Urrea, Jesús (comisario): Pintores del reinado de Felipe IV (Catálogo Exposición itinerante), Madrid, Museo del Prado, 1994, p. 82.
BIBLIOGRAFÍA
AA.VV.: Real Academia de San Fernando Madrid. Guía del Museo, Madrid, Academia de San Fernando y Fundación Cajamadrid, 2004.
Ángel Aterido (Ed.): Corpus Velazqueño. Tomo I, Madrid, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2000.
Ayala Mallory, Nina (ed.): Vidas de Antonio Palomino, Alianza, Madrid, 1986.
Barrio Moya, José Luis: “El pintor Francisco de Palacios. Algunas noticias sobre su vida y su obra” en Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, Universidad de Valladolid, 1987.
Doval Trueba, María del Mar: Los “velazqueños”: pintores que trabajaron en el taller de Velázquez (tesis doctoral), Madrid, Universidad Complutense, 2004.
García López, David: Lázaro Díaz del Valle y las Vidas de pintores de España, Fundación Universitaria Española, Madrid, 2008.
Pérez Sánchez, Alfonso Emilio: Pintura barroca en España 1600-1750, Manuales de Arte Cátedra, Madrid, 1996.
Urrea, Jesús (comisario): Pintores del reinado de Felipe IV (Catálogo Exposición itinerante), Madrid, Museo del Prado, 1994.
Valdivieso González, Enrique: “Francisco Palacios “versus” Antonio de Pereda” en Ars Magazine, nº 3, 2009, pp. 58-68.