Carlo Broschi, más conocido como Farinelli, el castrato más afamado del siglo XVIII, residió en España desde 1737 hasta 1760. Éste llegó a la Corte española llamado por la reina Isabel de Farnesio quien intentaba hacer más llevadera la “melancolía” del rey. Lo que en principio iba a ser una estancia de un mes en la Corte de Madrid se convirió en veintitres años de vida en nuestro país ya que ni Felipe V, ni Fernando VI quisieron verse privados de la terapia que para ellos suponía escuchar todas las noches la bella voz del cantante.

Corrado Giaquinto: Retrato de Carlo Broschi. Bolonia, Civico Museo Bibliografico Musicale.

    Farinelli se desplazaba con los soberanos durante las estancias que éstos pasaban en los diversos Reales Sitios (sobre el ciclo estacional de la monarquía ya escribimos un post, ver aquí). Sin embargo, tras el ascenso al trono de Fernando VI y Bárbara de Braganza las estancias en Aranjuez se alargaron en el tiempo cubriendo los meses de abril a agosto, ya que en el palacio ribereño los reyes gustaban de realizar festejos musicales en los jardines y en el río Tajo.

Francesco Battaglioli: Fernando VI y Bárbara de Braganza en los jardines de Aranjuez, 1756. Madrid, Museo Nacional del Prado.

     En 1750, el rey Fernando VI encargó a su  arquitecto Santiago Bonavía que comenzasé la construcción de una casa en Aranjuez, sobre la base de una ya existente, para el uso exclusivo del cantantes castrato:

“Teniendo noticia S.M. la estrechez con que está aloxado Dn. Carlos Broschi en este Sitio, se ha mandado a Bonavia ponga por obra el Plan que a este fin ha formado, señalandole de que caudales devera executarla”.

Margarita Torrione: “La Casa de Farinelli en el Real Sitio de Aranjuez: 1750-1760”, AEA, 1996, p. 326.

     La construcción de la nueva residencia del cantante coincidió con un momento de expansión urbanística del sitio de Aranjuez ya que al soberano le gustaba que hubiera mucha gente en el Real Sitio durante sus Jornadas, “para que llenando los paseos y jardines fuesen completas y mas gratas las diversiones de S.M”. Esto conllevará que se necesitasen un mayor número de casas para dar alojamiento a embajadores, nobles y criados.

     El edificio creado por Bonavia era un sobrio palacete de dos plantas de altura y sin apenas decoraciones a excepción de la portada de piedra. Lo más interesante de éste es su configuración en planta, destacando la presencia de un patio semicircular y de un jardín posterior que cuenta con dos pabellones octogonales que lo flanquean a ambos lados. Es en en esos patios y en el jardín donde el castrato ofrecía a sus amigos veladas teatrales y musicales.

     La casa de Farinelli estuvo lista en 1751, siendo regalada seguramente por el rey Fernando VI a éste por todos sus años de servicio, y a partir de ese momento fue frecuentada por cantantes como Teresa Castellini, el famoso castrato napolitano Gioacchino Conti, o la cantante veneciana Domenica Casarini, quien estuvo alojada junto a su esposo el compositor Gaetano Latilla y en donde nació su hija.

Domingo de Aguirre: Topografía del Real Sitio de Aranjuez, 1775. Marcado en rojo la ubicación de la Casa de Farinelli.

     Tras la marcha en 1760 de Farinelli a Bolonia Carlos III anexó la residencia del cantante a la corona pagando la cantidad de 16.250 reales a éste. La casa fue propiedad regia hasta el año 1787 cuando ésta fue adquirida por los IX duques de Osuna, Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Mª Josefa Alonso Pimentel. Los duques se hospedaban en esta residencia cuando la Familia Real estaba en el Real Sitio y dado su gusto por rodearse de artistas y literatos pronto encargaron una ampliación del edificio al arquitecto Juan de Villanueva quien trabajó en el proyecto entre  1787 y 1795.

Francisco de Goya: Los duques de Osuna y sus hijos, 1787-1788. Madrid, Museo Nacional del Prado.

     A finales del siglo XIX el ducado de Osuna perdió la propiedad del edificio ya que el XII duque, Mariano Téllez-Girón, tuvo que venderlo por estar en la ruina económica. Es en ese momento cuando el edificio se divide en dos partes. La planta baja por un lado y la principal por otra. La planta alta se destinó a diversas viviendas, mientras que la planta baja fue adquirida por Juan Richer Turión, alcalde de Aranjuez. Esta fue su residencia familiar y la de sus descendientes durante varias generaciones hasta que hace relativamente poco tiempo fue vendida a unos empresarios inmobiliarios de Aranjuez que tenían la intención de adquirir el cincuenta por ciento restante del edificio, rehabilitar la totalidad y destinarlo a uso hostelero.

Interior del Palacio de Osuna en Aranjuez antes del incendio de mayo de 2018. Foto: Vanity Fair.

     Sin embargo, la crisis llegó y afectó principalmente a todo el sector inmobiliario. En el año 2012, pese a haberse realizado ciertos trabajos de consolidación y rehabilitación en la planta baja para poner en marcha el negocio, el edificio se puso a la venta por 4 millones de euros. De ello se hicieron eco medios de comunicación como Telemadrid. Aquí podéis ver la noticia que dieron el 27 de abril de 2012 al respecto en el Telenoticias.

     En aquél momento el estado de conservación del edificio, aunque no era el óptimo, no era de ruina ni muchísimo menos. Se pueden apreciar ciertos elementos arquitectónicos y puertas, embocaduras, chimeneas, suelos, etc. en un estado de conservación bastante aceptable después de la intervención. La idea era intentar venderlo para hotel o espacio hostelero. Pero lo cierto es que en plena crisis y con la importante inversión que suponía la restauración del inmueble la venta no se llevó a cabo.

     En 2014 un nuevo espacio de Telemadrid, en este caso “Madrid Oculto” realizó un reportaje sobre el Palacio, convertido ya en su planta baja en un espacio para realización de eventos.

     En ese mismo año, el 3 de marzo de 2014, el edificio pasó a formar parte de la Lista Roja del Patrimonio dado el estado precario y de ruina que presentaban algunas de sus partes. La reconversión de parte de la planta baja en establecimiento hostelero no había intervenido para nada en las zonas más comprometidas del edificio y el palacio seguía a la espera de un comprador como muestran las imágenes con las que se incluyó en la lista.

Imagen de 2014 del Palacio con el letro de su venta. Foto: Lista Roja del Patrimonio.

     Finalmente, sin comprador (aunque el precio se había rebajado a 1,5 millones de euros), y sin instituciones preocupadas del alarmante estado del edificio, pasó lo que tenía que pasar o, si fuesemos mal pensados, lo que quizás algunos esperaban que pasase para así poder cobrar seguros y poder barrer con todo en espera a que se permita el derribo de unas ruinas muy bien ubicadas… El pasado 2 de mayo el edificio fue prácticamente destruido por las llamas que se cebaron principalmente con las cubiertas de madera y con la planta superior del inmueble. Tras tres horas de intensos trabajos los bomberos dieron por aplacado el fuego, pero el panoroma que quedó fue desolador.

Intervención de los bomberos el pasado 2 de mayo de 2018 en el Palacio de Osuna de Aranjuez. Foto: Europapress.

     Del edificio tan solo han quedado prácticamente los muros perimetrales y desde sus puertas y ventanas es visible como el interior está lleno de escombros que no se han retirado. Han pasado cuatro meses desde el terrible incendio y parece que el Palacio que un día Farinelli habitó en Aranjuez está destinado a su desaparición. Es triste, muy triste, que hayamos llegado a esta situación y más triste todavía será si en algún momento aparecen las piquetas y tiran lo que queda de su historia y en su lugar se permite construir un mamotreto moderno.

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