Dentro del parque del Retiro se esconden sorpresas y lugares poco conocidos. Uno de ellos es el edificio de la Antigua Escuela de Ingenieros de Caminos que a mediados del siglo XIX se levantó en los terrenos del llamado cerrillo de San Blas. Los avances que se estaban dando en España en esos años y el intento de modernización del país, habían hecho que los sucesivos edificios que habían servido de sede a la escuela hubieran quedado pequeños. El interés por crear infraestructuras y poder ponernos así al mismo nivel científico en este terreno de otros países de Europa como Inglaterra o Francia hizo que se levantara este hermoso edificio del que vamos a hablaros hoy.
La primera Escuela de Ingenieros de Caminos que se levantó en Madrid fue fundada en 1802 y se ubicó en el Palacio del Buen Retiro. Sin embargo, durante la invasión francesa de 1808 se perdió todo el edificio y el magnífico museo de máquinas del Real Gabinete. El Retiro había sido convertido por los franceses en una ciudadela, tal y como refleja el “Plan du fort du Retiro a Madrid” que se conserva en la Real Biblioteca, y tanto los jardines como los edificios que existían en el recinto desaparecieron tras la contienda (para saber más sobre este tema puedes leer este otro post aquí).
Tras la francesada la Escuela se refundó y se ubicó en la Aduana Vieja, en la Plazuela de la Leña, actual calle de la Bolsa. Sin embargo, no duró mucho tiempo en este emplazamiento debido a que el edificio resultaba pequeño para los fines didácticos a los que se aspiraba. Por este motivo, en 1847, se traslada a un edificio del siglo XVIII en la calle del Turco, actual calle del marqués de Cubas. La necesidad imperiosa de espacio propició que se llevaran a cabo diversos proyectos para la ampliación del edificio, pero finalmente se decidió construir una nueva Escuela exprofexo que se acomodara perfectamente a las necesidades de la enseñanza de los Ingenieros de Caminos.
El emplazamiento elegido para la erección de la nueva Escuela fue el denominado Cerrillo de San Blas, dentro de los terrenos que habían pertenecido al Palacio del Buen Retiro y junto al Observatorio Astronómico diseñado por Juan de Villanueva. De esta forma se concentraban en un mismo lugar de la ciudad los dos edificios que debían de servir para seguir profundizando en el conocimiento científico más puntero.
El encargado del proyecto fue el ingeniero y arquitecto D. Mariano Carderera Ponzán quién tras plantear en 1876 un primer proyecto para el edificio, entregó en 1883 los planos definitivos para el levantamiento del mismo. Las obras fueron avanzando hasta que en 1885 se paralizan ya que se rescinde el contrato de ejecución al contratista. Se aprovecha esta oportunidad para introducir algunas modificaciones en el proyecto, que básicamente consistían en “dedicar la planta baja para aquellos servicios que tienen relación más directa con el público; la principal a las dependencias para la enseñanza y la última a las habitaciones que antes se encontraban en la planta baja y algunos servicios de menor importancia”. Fechados entre el 15 de abril de 1885 y el 31 de julio de ese mismo año, el arquitecto D. Mariano Carderera presentó una serie de planos que constituían su nueva propuesta de terminación del edificio. En un documento de la Junta Consultiva de Caminos, Canales y Puertos, fechado en 1º de junio de 1885, se dice que en ese momento “en el edificio proyecto, están construidas todas las obras de cimentación y alcantarillado, los muros y traviesas de carga de la planta de sótanos, las bóvedas de la mitad de la crujía exterior de Levante y las de las galerías intermedias, excepto en sus cuatro encuentros. También se hallan terminados los muros y traviesas correspondientes a la planta baja, faltando tan solo en la fachada principal el trozo del ingreso al edificio; las viguetas de hierro están colocadas, menos en el centro de la fachada y ángulos de galerías; estando terminados todos los muros interiores en la altura de la planta principal”. Junto a la descripción del estado de la construcción se puntualizaba que se debía respetar y aprovechar todo lo construido hasta ese momento.
Las modificaciones propuestas por Carderera en 1885 nunca se llevaron a cabo ya que el arquitecto Enrique Repullés y Segarra pasó a ser designado en 1886 como encargado del proyecto. Los primeros planos de Repullés, basados en lo ya diseñado por Carderera en 1883, están fechados en diciembre de 1886. En ellos la modificación más sustancial que se plantea es la creación de una planta de áticos, algo que no constaba en ninguno de los proyectos anteriores. El 27 de febrero de 1887 se aprobaba el proyecto de ampliación y reforma del edificio de la Escuela de Caminos propuesto por Enrique Repullés. El 14 de octubre de ese año se procedía a la subasta para la realización de las obras de “Acceso y alcantarillado del Observatorio Astronómico y nueva Escuela de Ingenieros de Caminos de esta Corte”.
Entre 1887 y 1888 se terminó la estructura del edificio y se comenzó a trabajar en el proyecto para biblioteca, para la calefacción por sistema de vapor o las obras “para poner los alrededores de la Escuela en consonancia con el aspecto del mismo”. Finalmente en 1892 se daban por concluidas todas las obras que afectaban al edificio de la Escuela y a sus alrededores y comenzaba a ser utilizado por profesores y estudiantes.
En los años 60 la insuficiencia de espacio disponible en el edificio para la docencia y la investigación llevó al convencimiento de la necesidad de ampliar la Escuela. Se logró una amplia parcela para la construcción de un nuevo edificio dentro de la Ciudad Universitaria y se inició así la construcción de un nuevo edificio, que fue proyectado por Luis Laorga y José López Zanón. Este edificio fue descargando poco a poco de actividad a la vieja escuela ubicada en el Retiro.
P.D: Queremos agradecer la generosidad de nuestros compañeros de @_ElRetiro por habernos proporcionado algunas de las fotos que ilustran este artículo.