El actual palacio de la Cámara de Comercio conocido como palacio Santoña, por ser éstos sus últimos habitantes de renombre, es en verdad fruto de una serie de modificaciones y redecoraciones sobre una antigua construcción de cierta prestancia del siglo XVII. El edificio fue la casa señorial de don Diego Roy Bernaldo, obra de Gómez de Mora, y, tal y como se ve en el plano de Texeira de 1656, era una casa amplia con torre con chapitel en la esquina. Su arquitectura era la propia de las construcciones nobiliarias de esa zona de Madrid, que trataban de remedar la moda de los palacios campestres que al modo flamenco había ordenado hacer Felipe II (ver aquí). En ella residió al parecer Muley Xeque el Príncipe Negro, personaje histórico fascinante de la corte de Felipe II y Felipe III: príncipe marroquí, nacido en Marrakech y superviviente de la fatídica batalla de Alcazarquivir (1578), quien se convirtió al cristianismo y fue bautizado como Felipe de Austria siendo el propio Felipe II su padrino.
En 1731 la casa fue adquirida por Juan Francisco Goyeneche, noble originario del valle navarro de Baztán y sobrino de Juan de Goyeneche. Juan Francisco fue, al igual que su tío, hombre muy influyente en la corte madrileña de los primeros borbones y consiguió el reconocimiento nobiliario con la compra del señorío de Ugena en Toledo, lo que le valió el título de I Marqués de Ugena en 1733. Goyeneche encargará a Pedro de Ribera la renovación de las casas, de las que subsiste la fantástica portada granítica en la calle del Príncipe. En la reforma no se cambió en esencia la estructura de casa-torre del siglo XVII y parece que se centró en la portada, escaleras y caballerizas. Quizás estuviera en la mente de Juan Francisco emular a su tío Juan, quien había encargado un soberbio palacio de reminiscencias berninianas al no menor arquitecto José Benito Churriguera, palacio que tras sufrir un “afeitado académico” pasó a ser sede de la Academia de Bellas Artes de San Fernando en la calle de Alcalá.
La portada de Ribera repite el esquema compositivo utilizado por este arquitecto en sus construcciones civiles, con un orden de pilastras corintias con el fuste cajeado y ménsula con golpe de follaje en el entablamento, para configurar el cuerpo bajo, añadiéndose un gran bocelón o baquetón mixtilíneo que enmarca el vano de la puerta y que es decorado en su parte superior por elementos derivados de la decoración de retablos, como frontones curvos partidos o grandes macollas de hoja, traducidas al lenguaje de la piedra.
En el segundo cuerpo repite el esquema de la pilastra, con mayor libertad en el uso del lenguaje de los órdenes arquitectónicos, y el bocelón mixtilíneo que acoge el escudo nobiliario. Remata la decoración con el uso de jarrones o florones sobre formas curvas, derivado de los frontones curvos partidos con decoración de venera propios de los retablos madrileños del pleno barroco. Como ya hemos indicado, esquemas similares usó Ribera en sus portadas del Palacio de los marqueses de Perales, en la del Monte de Piedad o en su proyecto para Palacio Real en Madrid (ver post que dedicamos sobre el tema aquí).
Ya a finales del siglo XVIII se reformó el interior del edificio por parte del arquitecto de la Academia de San Fernando Ignacio Thomas, habilitándose la segunda planta para vivienda. En esta reforma es probable que se desmontase la torre de la esquina al presentar problemas estructurales.
En 1874 el palacio es comprado a la familia Goyeneche por un rico indiano que logró un vertiginoso ascenso social: Juan Manuel Manzanedo González. Nacido en Santoña (Cantabria) en el seno de una familia humilde, emigró a Cuba donde rápidamente amasó una gran fortuna. Vuelto a España consiguió cargos cortesanos que le valieron el título de I Marqués de Manzanedo y en 1875 el de duque de Santoña con grandeza de España. Dos años antes éste se había casado con María del Carmen Hernández Espinosa, mujer viuda y con un hijo de su anterior matrimonio, pero que aportaba al matrimonio una importante fortuna. Buena parte de ésta será utilizada por la marquesa en la fundación del Hospital del Niño Jesús en el barrio de Peñuelas. Conocido es el fin casi ruinoso de la marquesa, cuando al morir su marido apareció en escena una hija que el marqués tuvo de forma extramatrimonial en Cuba, pero reconocida por éste, que acabó siendo la heredera de la inmensa fortuna de éste. La marquesa viuda se vio obligada a abandonar la casa de la calle del Príncipe y construirse una residencia más modesta en el barrio de los Jerónimos, residencia que actualmente ocupa el Museo Nacional de Artes Decorativas. En cuanto a la hija del marqués, Josefa de Manzanedo Intentas, vivió principalmente en París donde ejerció de mecenas.
Tras la adquisición del inmueble por parte del marqués, éste dio un enorme empuje a su reforma y configuración monumental actual, pues quiso convertirlo en una residencia modélica para la alta sociedad madrileña del momento. En ella intervendrán nombres importantes del ámbito artístico europeo.
La reforma la realizará Domingo de Inza, quién además de encargarse de la decoración y distribución actual del palacio, modificará las fachadas ampliando los vanos y dotándolos de una decoración a base de molduras de inspiración barroca. Asimismo, Inza construirá una nueva portada en la calle Huertas, copiando la de Ribera, pero en una piedra caliza más fácil de trabajar que la berroqueña típica del arquitecto barroco.
En el interior intervendrán una serie de artistas de renombre europeo entre los que destaca el escultor italiano Carlo Nicoli. Carlo Nicoli y Manfredi, formaba parte de una saga de escultores originarios de Carrara con un próspero taller desde el que realizaban obras de gran preciosismo técnico, recibiendo encargos de numerosos clientes. Nacido en Carrara el 4 de octubre de 1843, sabemos que fue discípulo de Dupré en Florencia y que recibió una enseñanza académica, como atestigua su participación en los concursos de la Academia de Carrara, donde obtendrá la medalla de oro en 1864 con la escultura “Morte di Pompeo” en la categoría de invención (concorso d’invenzione). A partir de ahí comenzará una fructífera participación en las Exposiciones de Arte que las diversas academias de Bellas Artes convocaban. Así en 1868 Nicoli con la pequeña pieza “El mendigo”, ganó la medalla de oro en la Exposición de Arte en Florencia y en 1870, la escultura “L’angelo sorvegliatore” (el ángel vigilante o la protección de la inocencia), le valdrá el ser llamado por Alfonso XII a trabajar a Madrid y éste le concederá la Cruz de Caballero de la Orden de Carlos III. Esta pieza será tallada por el artista varias veces, una de estas versiones puede verse en la escalera del Palacio de Santoña donde además realizará la balaustrada y la chimenea del Salón Japonés. Vuelto a Italia se dedicará fundamentalmente a seguir con la dirección del taller familiar, que todavía subsiste, y a la enseñanza en la Academia.
En mitad del pleito por la herencia del marqués de Manzanedo, el inmueble será adquirido de forma poco clara por el político José Canalejas. De este palacio saldría el aciago día de su magnicidio en la vecina Carrera de San Jerónimo. Tras este fatídico hecho el inmueble será adquirido en 1933 por la Cámara de Comercio, actual propietaria del mismo. Esta institución ha acometido en varias ocasiones la remodelación del edificio, destacando las obras en el patio central realizadas por Fernando Chueca Goitia o la restauración de las fachadas en 1953 por Gonzalo de Cárdenas.
El edificio y su trayectoria, así como sus habitantes, lo convierten en un verdadero ejemplo de adaptabilidad de los inmuebles madrileños a las diferentes modas y tendencias. Hemos de alegrarnos de que haya sobrevivido en bastante buen estado y que tras un proceso de restauración y limpieza se vuelva a poder disfrutar de él en todo su esplendor.
Buah que pasada de sitio! Un día pasé por la puerta de casualidad y me recomendaron verlo por dentro, pero llevo tiempo investigando y no sé si está abierto a las visitas. Sabéis algo?
Un saludo!
Hola,
Pues hacen visitas en el marco de varias iniciativas para descubrir los palacios madrileños, como “Open House Madrid” o “Madrid, otra mirada”. En diciembre parece que tienen previsto volver a hacer visitas guiadas, pero no es seguro todavía. Si nos enteramos intentaremos informar a través de twitter.
Un saludo!
Sabría alguien si Josefa de Manzanedo tuvo un hijo ilegítimo? Hijo que dejó en una incluso y cuyo padre un señor noruego se desentendió de ambos ??
Hola Margarita! Pues la verdad es que no podemos ayudarte. Conocemos la historia del edificio pero no en profundidad la de sus habitantes.
Un saludo