Este texto es parte del artículo “En torno a Cosme Lotti: nuevas aportaciones documentales” publicado por Gloria Martínez Leiva en la revista Madrid, nº 3, año 2000, pp. 322-354. Si quieres ver la totalidad del mismo pincha aquí.

     Al rey Felipe IV se le reconoce un gran interés por todas las manifestaciones artísticas y de ocio. Amante de la pintura, el ejercicio cinegético y sobre todo del teatro. Esta última actividad tuvo un lugar preponderante en su corte, en la cual, se representaban periódicamente comedias ya desde octubre de 1622. Para dar un mayor brillo a estas representaciones y equipararlas a las más innovadoras de Europa, Felipe IV mandará llamar a Cosme Lotti, ingeniero florentino.

Diego de Silvla y Velázquez: Retrato de Felipe IV como cazador. Madrid, Museo Nacional del Prado.

Diego de Silvla y Velázquez: Retrato de Felipe IV como cazador. Madrid, Museo Nacional del Prado.

     Florencia era la cuna del dramma in musica, y era también uno de los focos más importantes de creación y teorización sobre los nuevos escenarios y maquinarias teatrales. Allí surgió la Academia del Diseño, dirigida por el notable escenógrafo Giulio Parigi, en la cual, aparte del estudio de la arquitectura militar, las matemáticas o la geometría, también se estudiaba el diseño de escenarios, creación de tramoyas, y la aplicación de la perspectiva a los escenarios. Cosme Lotti se educará en esta academia, además de recibir las valiosas enseñanzas de Lanci, Poccetti y Buontalenti.

     En Italia Lotti hará gala de sus conocimientos e imaginación en óperas como Andrómeda y Perseo en la cual creó escenas llenas de imaginación, con las que se acercó al arte de recrear “escenarios antiguos”. Y también intervendrá en el diseño y ornato de los jardines de Bóboli, en los cuales trabajaban Buontalenti y Alfonso Parigi. Estas actividades le convierten en el candidato perfecto para cubrir las necesidades de la corte española, ya que el Conde Duque de Olivares había enviado, en 1626, al Duque de Pastrana a Italia para que allí buscara a un buen fontanero y escenógrafo para trabajar en el Palacio del Buen Retiro. La adquisición de los servicios de Lotti por el monarca español se convirtió, no sólo en una buena elección artística, sino también en un éxito diplomático, ya que Felipe IV arrebataba a Lotti del servicio del Gran Duque de Toscana.

Baccio del Bianco: Dibujo para la "Andromeda y Perseo". Houghton Library, Harvard University, Cambridge, Ms Typ 258.

Baccio del Bianco: Dibujo para la Andromeda y Perseo. Houghton Library, Harvard University, Cambridge, Ms Typ 258.

     El Palacio del Buen Retiro no sólo tenía que ser un lugar de esparcimiento y diversión para el monarca, sino también debía ser el gran decorado donde se reflejara el poder y la magnificencia de éste. Para contribuir a que esto se convirtiera en realidad, Lotti recreó las más modernas y espectaculares comedias de tramoyas. Extendió el uso de rápidas máquinas para cambiar de escena, logró perspectivas tridimensionales, y una infinidad de trucos de ingenioso artificio que generaban una gran visualidad. Con la llegada de Lotti, pues, se entraba en una nueva era en el teatro de corte español, en el que el lujo escénico hizo destacar aún más a literatos brillantes como Calderón, pero que hizo que, en aquellos autores que carecían de brillantez poética, lo visual relegara por completo a un segundo plano a lo literario. Era tal el esplendor de los escenarios creados por Lotti, que en 1629, encargado de poner en escena La selva sin amor Lope de Vega, el propio autor de la obra reconocía: “El baxar los Dioses, y las demás transformaciones requería más discurso que la egloga, que aunque era el alma, la hermosura de aquel cuerpo hazia, que los oydos se rindiessen a los ojos”. En ésta, su primera intervención como escenógrafo en la corte española, el florentino causó verdadero asombro. Nunca se había visto un despliegue semejante de escenarios, luces, música, autómatas y transformaciones. Se llegó a tal realismo en la recreación del mar y las selvas que según afirma Carducho, algunas señoras al contemplar el mar creado por Lotti “salían mareadas”. Gracias a esta obra consiguió el ingeniero florentino la fama y aprecio que deseaba alcanzar en España.

Cosme Lotti: Apolo entronizado. Morgan Library, nº inv. 1982.75:687.

Cosme Lotti: Apolo entronizado. Morgan Library, nº inv. 1982.75:687.

     En 1632 trabaja en la representación de Júpiter vengado, de Don Diego Jiménez de Enciso, celebrada con motivo del juramento del príncipe Baltasar Carlos, por la que recibió grandes elogios. Pero sin duda una de las escenografías más complejas y costosas fue la que ideó para El mayor encanto, amor de Don Pedro Calderón de la Barca, representada el 29 de Julio de 1635. Para esta obra Lotti escribió un memorial donde describía todas las apariencias que estaba dispuesto a crear. La obra tendría lugar en el estanque, lugar que abría nuevas posibilidades escénicas, y durante sus aproximadamente seis horas de representación se verían fuentes, volcanes, animales y una enorme carroza tirada por delfines. Ante este memorial Calderón contestó que “aunque está trazada con mucho ingenio, la traza de ella no es representable, por mirar mas a la invención de tramoyas que al gusto de la representación. Y aviendo yo, señor, de escribir esta comedia, no es posible guardar el orden que en ella se me da”. Pero aún así Calderón tomó algunas de las apariencias propuestas por Lotti a la hora de escribir su obra. El entusiasmo y la novedad que constituía esta obra se dejaron ver en todos los presentes, y sobre todo en los cronistas.

Pedro Calderón de la Barca: El mayor encato, amor.

Pedro Calderón de la Barca: El mayor encato, amor.

     Posteriormente, en 1636 Lotti creará la escenografía para la obra Los tres mayores prodigios, también creada por Calderón. La acción tenía lugar en Asia, Europa y África. Cada una de estas historias fue representada por una compañía de famosos actores de la época (la compañía de Tomás Fernández Cabredo, la de Pedro de la Rosa y la de Antonio de Prado), los cuales ocupaban cada uno un escenario diferente, pero unidos entre sí. Este escenario supuso una gran complicación, mas todo era poco para hacer del Retiro un enorme decorado, cuya magnificencia visual, expresara el gran poder y majestad de Felipe IV.

     Pero no sería hasta 1637 cuando la fiesta aparecería como el elemento principal para manipular la opinión pública. El Conde Duque pretendía, a través de mascaradas (donde las numerosas carrozas creadas por Lotti brillaron especialmente), justas, danzas, representaciones, pompas… celebradas con motivo de la elección de Fernando III como Emperador y la entrada en España de la princesa de Cariñan, demostrar el poderío español ante la difícil situación con Francia. Los costes económicos fueron inmensos, ya que solamente las tramoyas diseñadas por Lotti, que permitían trece cambios de escenario en tan sólo una hora y media, costaron 6.000 ducados, pero el efecto fue el deseado, y el embajador inglés aseguró “que entre los romanos no se conoció ostentación mayor”.

     En esa misma línea de espectacularidad se diseñó la comedia de tramoyas que debía celebrarse en el Retiro en la Pascua de Pentecostés de 1639. La comedia tendría lugar en el estanque, en el cual, a base de un gran número de barcas, se crearía un escenario flotante. El rey y los asistentes contemplarían el espectáculo desde unas góndolas enviadas al efecto por el virrey de Nápoles, el Duque de Medina de las Torres, pero la fiesta tuvo que ser suspendida debido a que se levantó un gran torbellino de aire, y se celebró unos días después.

Maqueta en la que se reflejan las naumaquias que tenían lugar en el estanque del Buen Retiro en el siglo XVII.

Maqueta en la que se reflejan las naumaquias que tenían lugar en el estanque del Buen Retiro en el siglo XVII.

     La última noticia que tenemos de una intervención escenográfica de Lotti es de 1640. En esta fecha hizo todos los preparativos para la fiesta que se iba a celebrar, con motivo del centenario de la fundación de la Compañía de Jesús. Una solemne comedia de tramoyas y fuegos artificiales, eran algunos de los actos previstos para tan insigne ocasión. Según un autor anónimo, aunque Lotti en todas sus anteriores escenografías se había igualado a los antiguos, en ésta “excedió en todo a lo que siempre haze tan auentajadamente, que a dicho comun nunca ha estado mayor, ni en la inuencion, ni en el acierto; y pueden passar las demas obras suyas en opinion de sombras, porque esta sola sea luz de todas ellas”.

     Durante el tiempo que Cosme Lotti estuvo en Madrid no sólo destacó por sus espectaculares montajes teatrales, sino que se mostró como un hombre de gran imaginación y muy polifacético. Es Carducho el que nos señala que al poco tiempo de llegar a España, para demostrar su ingenio, Lotti creó un autómata que movía los ojos, las orejas y lanzaba sonidos por la boca. Este tipo de máquinas eran muy del gusto de las cortes europeas, ya fueran pequeñas figuras de mesa, relojes, cajas de música…, o de mayor tamaño, creadas para fiestas teatrales.

Anónimo: Figura autómata. Milán, Castillo Sforza.

Anónimo: Figura autómata. Milán, Castillo Sforza.

     Asimismo, Lotti se encargó de la invención de ciertos ingenios “para jirar barras de yerro, hacer papel y polbora, ronper [onestales?] y batanear…”. También tenemos algunas referencias que nos indican que colaboró con la Villa de Madrid dando nuevas ideas para los monumentos de Jueves Santo y de la Exposición de las Cuarenta Horas, y dirigiendo la creación de la tarasca para el Corpus Christi de 1630.

     Relacionado con su actividad de escenógrafo estará el diseño y construcción de lugares adecuados para la representación de las comedias de tramoyas. Primero creará una serie de escenarios portátiles para el Alcázar y para el Salón de máscaras del Retiro. Pero para el montaje de las obras más espectaculares no había ningún lugar adecuado. Así pues, en 1637, con motivo de los festejos que debían celebrar la elección de Fernando III como emperador, se comenzó una gran plaza donde pudieran tener lugar ampliamente todas las celebraciones. Esta plaza se creó en la zona del Palacio del Buen Retiro que miraba al Prado, allanando un monte, y su coste fue de unos 100.000 ducados. Las obras fueron dirigidas por Lotti, el cual fue objeto de ingenios literarios: “Ha hecho Cosmelot de retaços una plaçilla -¿otra plaza?- Sí que el Retiro ha de tener cada uno la suya”. Esta intervención debió de sugerir la idea de la construcción de un coliseo que proporcionara un mayor relieve a las representaciones palaciegas. El coliseo comenzó a ser construido en 1638 y se finalizó en 1640. Estaba dotado de las más modernas novedades. Era un teatro cubierto, con lo que permitía la iluminación artificial con antorchas y lámparas; en la escena se crearon bastidores escalonados, que se movían sobre unas guías, y generaban decorados en perspectiva; se incorporaron ingeniosas máquinas teatrales y escotillones que posibilitaban sobrevolar el escenario, o desaparecer rápidamente; y contaba con un proscenio que enmarcaba la escena. Con la creación, pues, de este coliseo Lotti alejaba definitivamente el teatro cortesano del modelo popular castellano del corral de comedias.

Ubicación del Coliseo del Buen Retiro señalado con el nº 6 según el plano de René Carlier. Fuente: Mª Ángeles Jordano Barbudo.

Ubicación del Coliseo del Buen Retiro señalado con el nº 6 según el plano de René Carlier.

     Mas no podemos olvidar uno de los motivos principales de su llegada a Madrid. Cosme Lotti debía ser el encargado de la traza de los jardines reales y de las fuentes. No tenemos ningún documento que nos hable directamente de la actividad como fontanero de Lotti, pero es posible que la concepción de un gran jardín abierto que predominase sobre el palacio, a modo de las villas italianas, como se observa en el Buen Retiro o Aranjuez, proviniese de él. Lotti debió de intentar transmitir, tanto en el Buen Retiro como en Aranjuez, sus conocimientos adquiridos en Italia, mientras había trabajado con Bernardo Buontalenti en los jardines de Bóboli. Su concepción italianizante del jardín explicaría su proyecto de crear una gruta para los jardines del Retiro, algo que estaba en la tradición italiana pero no en la española. Este proyecto fue abandonado por ser demasiado costoso, pero sí se construyeron algunas grutas de menor dimensión.

     Conservamos un diseño arquitectónico de Cosme Lotti que pudiera ser relacionable con los esbozos de un proyecto para la creación de una gruta. La concepción de un espacio circular con un óculo superior, y en cuyo interior se sitúa una hornacina o fuente, repite el mismo modelo que se puede observar en grutas italianas, como la de Buontalenti para el Palazzo Pitti. Además, la datación del dibujo, hacia 1633 (ya que éste se encontraba en un legajo de documentos pertenecientes al Palacio del Buen Retiro, fechados todos entre 1633-1634), coincidiría con las fechas del diseño, por parte de Lotti, de la susodicha gruta para el Retiro. Sin embargo no poseemos ningún documento que avale por completo esta teoría.

Cosme Lotti: Dibujo para la realización de una cueva o gruta. AHPM, Protocolo 5283, Fol. 636.

Cosme Lotti: Dibujo para la realización de una cueva o gruta. AHPM, Protocolo 5283, Fol. 636.

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