Hace escasas fechas se cumplieron 25 años del robo de arte más importante de la historia. Dos hombres, vestidos de policía, llegaron a la una de la madrugada al museo diciendo que la central de policía había recibido una alerta procedente de éste. Los vigilantes de seguridad les dejaron pasar y fueron reducidos y maniatados por los falsos policías. Después, durante cerca de hora y media, los ladrones se pasearon por el museo escogiendo las piezas que iban a sustraer y tras llevarse las cintas de las grabaciones de seguridad desaparecieron para siempre con el botín. Estos hechos tuvieron lugar, no en un pueblo remoto o un museo sin importancia, sino en el Isabella Stewart Gardner de Boston. Una de las casas museo más exquisitas que se pueden imaginar, fruto de la enorme fortuna y buen gusto de su propietaria y de Bernard Berenson, historiador americano, al que Isabella utilizó como marchante en Europa en busca de cualquier pieza de extraordinario valor que saliera al mercado.

     En su robo los ladrones se hicieron con un botín que rondaba los 500 millones de euros en aquel momento, aunque ya sabemos que las piezas artísticas son irremplazables, y que contaba con tres Rembrandt, un Vermeer, varios dibujos de Degas y un Manet.

Rembrandt: Cristo en la tormenta del mar de Galilea.

Rembrandt: Cristo en la tormenta del mar de Galilea (pieza sustraída).

Rembrandt: Mujer y hombre de negro.

Rembrandt: Mujer y hombre de negro (pieza sustraída).

Vermeer: El concierto.

Vermeer: El concierto (pieza sustraída).

Rembrandt: Autorretrato.

Rembrandt: Autorretrato (pieza sustraída).

Manet: Chez Totoni.

Manet: Chez Totoni (pieza sustraída).

Flinck: Paisaje con obelisco.

Flinck: Paisaje con obelisco (pieza sustraída).

Degas: Leaving the paddock.

Degas: Leaving the paddock (pieza sustraída).

     Tras 25 años los hechos han prescrito, con lo que los ladrones no pueden ser inculpados por este hecho, y las obras siguen sin aparecer, pese a que el FBI ha seguido varias líneas de investigación y ha llegado a declarar conocer el nombre de los ladrones. Incluso llegaron a rastrear una mansión en Connecticut con radares infrarrojos en el suelo y las paredes. Pero las obras siguen sin encontrarse. Lo extraño del robo es que todo parece apuntar a que fue un encargo. Entre las piezas robadas estaban algunas de las joyas más destacadas del museo, como los tres Rembrandt o el Vermeer, pero los ladrones se llevaron otras piezas de menor valor y desecharon valiosos lienzos de Tiziano, Botticelli, Velázquez o Mantegna. Con lo que sabían exactamente qué piezas llevarse aunque éstas fueran de menor valor que otras que dejaron.

Gu, bronce chino.

Gu, bronce chino (pieza sustraída).

Águila de estandarte Napoleónico.

Águila de estandarte Napoleónico (pieza sustraída).

 

     Ni la recompensa de 5 millones de dólares para aquellos que permitan la localización de las obras, ni el hecho de que los ladrones puedan decir impunemente a quién vendieron las obras, dada la prescripción de su delito, ha llevado a obtener nuevas pistas sobre el paradero de las 13 obras de arte que desaparecieron aquél 18 de marzo de 1990. Durante todos estos años el hecho no se ha olvidado, incluso un documental en el año 2005 recordaba el hecho y analizaba las investigaciones y pistas que se había seguido durante todos esos años.

     Por su parte el museo ha hecho todo lo posible para mantener vivo en la mente de todos el suceso. Tras reforzar la seguridad para que un hecho así no pudiese volver a ocurrir, ha mantenido los marcos de los cuadros colgados en sus lugares originales, como recordatorio constante de que siguen a la espera de que las obras robadas vuelvan a su lugar. Asimismo, con motivo del 25 aniversario del hurto, han creado en su página web un apartado especial que hace un recorrido virtual por el museo y las obras desaparecidas (aquí). Consideran que manteniendo en la memoria de la gente las obras servirá de ayuda para que algún día éstas puedan recuperarse. Ese también es nuestro deseo, por que mientras que estas obras sigan secuestradas no sólo es un perjuicio para el museo sino para todos, ya que el arte es patrimonio universal de TODOS.

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