Preparando material para nuestra sección de Patrimonio Perdido, hemos recordado una historia de nuestros años de estudiantes. En los primeros días del mes de marzo de allá por 1996 saltaba la noticia de que un Goya inédito había aparecido en una habitación tapiada durante las obras de rehabilitación de la Real Casa de Correos, que en aquellos momentos estaba siendo adecuda para su nueva función de sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid.
El entonces Presidente de dicha Comunidad y hoy Ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, anunció el hallazgo de un cuadro de Goya que “pertenecía a todos los madrileños”. Sin embargo, poco duró la alegría ya que los especialistas pronto empezaron a dudar de la supuesta autoría del aragonés. Las dudas quedaron resueltas cuando el especialista en pintura y exdirector del Museo del Prado, Alfonso E. Pérez Sánchez, por entonces nuestro profesor en la asignatura de Arte del Barroco, demostró (aquí) que en el Museo del Prado se conservaba el boceto preparatorio del lienzo, un dibujo de la “Santa Trinidad con Santos” atribuido a Mariano Salvador Maella.
Lo que vino después fue un tsunami. Las autoridades de la Comunidad de Madrid responsabilizaron al Museo del Prado por la adscripción errónea y durante varios días se entabló un debate en los medios de comunicación en las que se pedía la dimisión del entonces director José María Luzón. El revuelo puede ser seguido casi a diario en la prensa de la época, en la que se responsabilizaba al museo nacional del fiasco y lo comparaba con el famoso caso de las goteras de la Sala XII (sala donde se exponen, entre otras, las Meninas de Velázquez) y que le valió el puesto al anterior director Felipe Garín.
Finalmente la persona que dimitió por el “escándalo” del cuadro de la Comunidad de Madrid fue la jefa del Departamento de Pintura Española del Prado, Trinidad de Antonio, que acabó cargando un muerto de muchos. Hace unos meses el profesor Benito Navarrete en su blog recordaba este caso al hilo de la relación entre atribuciones erróneas y prensa.
Unos días más tarde se hacía pública la información de archivo que venía a avalar la autoría de Maella y el lugar para dónde había sido realizado el cuadro. Éste había sido un encargo de Francisco Sabatini para la Capilla del Camposanto del Hospital General de San Carlos, la gran obra arquitectónica del napolitano y que hoy es sede del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
La cuestión de la autoría no era baladí, ya que no son muchos los cuadros de temática religiosa de Francisco de Goya, por lo que éste habría sido una obra destacada dentro de la producción del aragonés. Sin embargo, de Mariano Salvador Maella poco se sabía en aquel momento antes de la salida a la luz en el 2011 del excelente libro, ya agotado, sobre el pintor de José Manuel de la Mano. Pese a ser uno de los pintores más interesantes del siglo XVIII español, academicista y relacionado con Mengs, pensionado en Roma e introductor en España de las corrientes del barroquismo académico, de gran éxito en la corte de Carlos III, su nombre en el año 1996 no tenía la resonancia internacional del universal Goya.
Lo más significativo de esta historia que os estamos contando es que nuestra intención era saber qué pasó con el cuadro de Maella. Ese cuadro que supuestamente pertenecía a todos los madrileños. Esta misma mañana hemos confirmado que tal y como figura en el libro de José Manuel de la Mano el cuadro está depositado en el Museo Nacional del Prado (pp. 419-421). La obra se encuentra en los almacenes con lo que no es visible para el público en general. Las palabras del entonces Presidente de la Comunidad aún resuenan en mi recuerdo y pienso que si es de todos ¿por qué no poder disfrutarlo? Durante varias décadas fue Patrimonio Perdido y una vez hallado ha pasado a ser Patrimonio Escondido… o quizás ¿olvidado?. Pero nosotros siempre recordaremos la imagen de nuestro ya fallecido profesor en la televisión diciendo “no es Goya, es Maella…”.
Curiosa (y un poco vergonzosa) historia que recordé hace unos meses gracias al blog del profesor Navarrete. Un Goya que deja de serlo nada más anunciarse, un cuadro perdido que no lo estaba y que alguien había abandonado en un habitación ¡tapiada! (que mal habría hecho el pobre), disputas entre instituciones y un destino desconocido. Vamos, da para película o al menos documental.
En todo este lío quedo en entredicho, al menos, la comunicación interna en el museo, donde una parte de los principales especialistas en Goya, no estuvieron de acuerdo nunca con la atribución pero se enteraron por la prensa, y el director Luzón experto en escultura y arqueología parece que apoyó una atribución que imagino que no daría él.
A ver si ahora se resuelve el problema de donde está, (no creo que el Prado en caso de estar ahí tenga problemas en admitirlo y si no habrá que preguntar a los dueños), puesto que es una obra de todos y esperemos que en un futuro la obra pueda ser admirada en el Museo de Historia de Madrid (si algún día se abre) o al menos en una expo sobre el inacabado proyecto del Hospital General.
Gracias por este interesante y amena entrada.
Un saludo.
Hola Boro,
Gracias por tu comentario. Te comento que hemos hablado con el Prado por Twitter y nos ha confirmado que el cuadro se encuentra depositado en sus fondos. Si algún día se expondrá y podremos disfrutar de él… eso creo que es otra historia.
Un saludo
¿Llevará depositado en el Prado desde el 96?
Pues eso no nos lo han detallado, pero sospechamos que muy posiblemente.
Una pena. El Prado tiene miles de obras en depósito en sus almacenes y en realidad esta es una más (nivel medio alto) y ni si quiera es de su propiedad, pero creo que la Comunidad debería moverse, “rescatarla” y cederla al Ayto. para que esté en el museo de Historia de la ciudad, puesto que la CM no gestiona ningún museo donde encaje. Si una vez fue considerada una obra de calidad por un conservador del Prado será que algo tiene (aunque a mi no me parece que se parezca en nada a los goyas de Valladolid como se dijo, tal vez algo algunos tipos de mujer) y que además por su destino, la capilla nunca realizada del Hospital General tiene un valor histórico no solo artístico.