En 1886 el marqués de Villamejor encargaba al maestro de obras José Purkiss Zubiría, posiblemente el constructor más afamado del Madrid de finales del XIX y principios del XX, la construcción de un edificio de viviendas, en el número 21 de la calle Alfonso XII. El edificio de 5 plantas, debía destinar la parte inferior a locales comerciales y las cuatro plantas superiores a viviendas de alquiler. Su destino como inmueble de arrendamiento marcó su aspecto y construcción, bastante sencilla, a base de ladrillo y teja roja. Sin embargo, Purkiss le dotó de algo de empaque en la fachada principal al utilizar embocaduras en piedra blanca de Colmenar para enmarcar los balcones, algunos de ellos labrados con motivos vegetales, y bonitas rejas de forja. Incluso el interior poseía una escalera a la que, junto a la fachada, se otorgó un nivel de Protección 3.
Pues bien, durante años y años los madrileños hemos presenciado poco a poco su deterioro. Primero se echaron a los inquilinos de renta antigua que llevaban toda la vida en los locales comerciales a pie de calle; posteriormente se tapiaron o apuntalaron con maderos algunos de los balcones; a continuación se intentó echar a los pocos vecinos de renta antigua que allí quedaban aludiendo al peligro de ruina que corría el edificio; el siguiente paso fue quitar de la fachada los recubrimientos de piedra de Colmenar para evitar que se pudieran desprender de ésta… y en todo este proceso, ¿dónde estaba el Ayuntamiento? ¿Ese mismo que había dotado de un nivel de protección al edificio? Pues no sabemos, pero en el año 2004 el aspecto del edificio, despojado de sus adornos, lleno de apuntalamientos en forma de cruz en sus balcones y con una gran pintada en el tejado, era tan lamentable que el Ayuntamiento decidió cubrirlo con un andamio y una gran tela pintada que lo recreaba para que su imagen no fuera tan lamentable. ¿Y por qué se preocuparon en ese momento de su estética y de su estado? Pues porque la comitiva de los recien casados príncipes de Asturias debían de pasar justamente delante para ir a hacer la ofrenda del ramo de la princesa a la Virgen de Atocha.
Desde entonces el inmueble ha permanecido con esa lona que impedía poder ver qué era lo que estaba ocurriendo detrás, pero sin que en estos diez años ya transcurridos se hiciera ningún tipo de intervención. Hasta que el pasado Puente de Mayo, se comenzó el derribo del edificio. En estos momentos ha desaparecido ya buena parte de la arquitectura que da a la calle Alfonso XII y es de prever que en estos días ocurra lo mismo con el resto de lo que queda en pie. Lo paradigmático del asunto es que en el año 2006 el Área de Gobierno de Urbanismo del Ayuntamiento había informado desfavorablemente sobre la demolición interior del edificio y en el año 2007 se compró el 20,69% de la propiedad que pertenecía al Ayuntamiento de Tánger (Marruecos) para “frenar el deterioro de los inmuebles de uso residencial en el centro, y potenciar la construcción de pisos protegidos” y se decidió a expropiar el 79,31% restante que estaba en manos de la empresa Castillo de Aldovea S.A. Así lo anunciaba en su edición de Madrid el diario ABC el 15 de marzo de 2007, artículo en el que además anunciaba que el Ayuntamiento tendría el edificio rehabilitado y las viviendas de protección adjudicadas en un plazo de tres años. La parte propietaria del casi 80% del inmueble recurrió la expropiación y la denegación de la licencia de derribo interior (el exterior como ya hemos dicho estaba protegido) y en octubre de 2008 recibió el respaldo de la justicia. En ese momento el Ayuntamiento decide vender su 20% a la empresa Castillo de Aldovea, la cual anunció en 2010 su intención de levantar un hotel y alquilar su explotación a la cadena hotelera Ayre Hoteles, propiedad del exministro del PP Abel Matutes. Un magnífico relato de todos estos hechos lo tenéis en Madrid, Ciudadanía y Patrimonio. El porqué el Ayuntamiento no ha hecho prevalecer el nivel de protección del edificio y ha impedido que se cometa este atropello no queremos ni imaginarlo. ¿Para qué sirven entonces las leyes de protección del patrimonio decretadas por el Ayuntamiento de Madrid? No sabemos, pero lo cierto es que esto se parece mucho a los modos de actuar en tiempos no muy pasados, donde cualquier excusa era válida para favorecer a los intereses del ladrillo.
Las siguientes imágenes fueron tomadas el domingo 18 de mayo:
Tengo un amigo que dice que en Madrid los edificios se caen en agosto, cuando está todo el mundo de vacaciones. Un comentario muy semejante es el que se publicaba hace unos días en el blog Urban Idade en el que se aseguraba que la desaparición de nuestro patrimonio, el de todos los madrileños, “se ejecuta con una sospechosa suerte de premeditación y alevosía, aprovechando la noche o los periodos vacacionales, en este caso el Puente de Mayo”. Lo cierto es, que no podemos estar más de acuerdo con esa afirmación, ya que éste no es el primer caso de un edificio protegido que se deja abandonado a su suerte casi a su total destrucción y luego se justifica su derribo aduciendo al riesgo que corren personas y casas adyacentes. Otros vergonzosos ejemplos de este modus operandi fueron también la Casa del Pastor o la Casa de Iván de Vargas, demoliciones que en su día también fueron denunciadas por asociaciones de defensa del patrimonio y por la prensa, pero que no han servido para concienciar ni para evitar que esto vuelva a suceder. En una situación muy parecida se encuentra el Palacio de los Duques de Sueca en la Plaza de los Duques de Alba, el cual fue expropiado por el Ayuntamiento en el año 2007 para realizar viviendas protegidas y cuyas últimas noticias eran que se iba a proceder a su “demolición interior”. Esperamos muy sinceramente que no corra la misma suerte que el edificio del que estamos hablando.
De esta “sucia” manera nuestra ciudad se va despoblando de lo poco de histórico que en ella todavía queda en pie y se va llenando cada vez más de mamotretos modernos e insulsos, muchos de ellos atentados manifiestos al buen gusto. La pérdida por tanto de todas esas fachadas históricas protegidas genera un perjuicio enorme a la ciudad, ya que va perdiendo lo que de representativo y característico de nuestra arquitectura queda en ella y esto también se hace notar en el turismo, que cada vez escasea más en nuestra Villa y Corte. No sé cuál es la solución, pero todos los madrileños tenemos que parar este desmantelamiento de nuestro patrimonio YA. Mañana será demasiado tarde y otro edificio histórico caerá y parece que ya tienen en su punto de mira la manzana de Canalejas, el Teatro Albéniz o el edificio España. Los amigos del pelotazo urbanístico son insaciables…
Han creado una iniciativa en Change.org para parar el derribo del edificio España. Nosotros ya hemos firmado. ¿Os animáis a firmar y a su difusión? Pues pincha aquí.